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Militantes del PRI reciben a golpes a los observadores italianos en Chiapas

Juan Jesús Aznárez

, La incursión a la brava en Taniperlas de 130 observadores italianos, llamados por el subsecretario de Población, Fernando Solís, «aventureros», «delincuentes» y «provocadores que vienen a ensuciar la imagen de México», terminó a golpes. Dos observadores resultaron tundidos levemente. Y mientras arreciaban las protestas oficiales, empresariales y eclesiásticas contra la presencia de activistas extranjeros en Chiapas, cuya presencia se limitará a grupos de diez con reparos, el delegado del Ejecutivo en las negociaciones de paz, Emilio Rabasa, endurecía su postura al proponer un cambio del marco jurídico que las regula porque el vigente ha fracasado. Sin concretar sus términos, los objetivos de la suspensión de la Ley del Diálogo, aprobada por el Congreso en marzo de 1995, parecen claros: reducir la protección legal dispensada al Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) en tanto se desarrolla el diálogo político y apretar las tuercas y limitar la influencia de la Comisión Nacional de Intermediación (Conai), presidida por el obispo de San Cristóbal de las Casas, Samuel Ruiz, a quien la Administración considera entregado al EZLN.Así de embrolladas están las cosas en el flanco político. En Chiapas, los hechos se imponen a la palabra. La misión italiana regresó de Taniperlas soltando adrenalina. Cuando llegaron a esa comunidad desafiando las instrucciones gubernativas de no hacerlo se toparon con un centenar de agresivos militantes del oficial Partido Revolucionario Instititucional (PRI), que blandían palos, piedras e improperios. Después, empujones y golpes. «¡Fuera extranjeros que traen odio y rencor a los pueblos!», gritaban. «¡Fuera, fuera, queremos trabajar en paz!». «!Paz, paz, paz!», respondían los italianos formando una cadena para separar a los priístas de sus contrarios en Taniperlas, donde el pasado abril fue disuelto uno de los municipios autonómos de obediencia zapatista prohibidos por la Constitución. Los italianos dijeron haber recibido información sobre violaciones de los derechos humanos. «EL PRI sólo trae comida a su gente, y a nosotras nos persigue el Ejército», protestaban las mujeres.

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