Yeltsin completa un Gobierno al que no apoya ningún partido
El presidente ruso, Borís Yeltsin, completó ayer con su primer ministro, Serguéi Kiriyenko, la formación de un Gobierno al que no apoya expresamente ningún grupo político. Hasta el 23 de marzo, Nuestra Casa es Rusia (NCR) era considerado, y con razón, el partido del Gobierno. Pero ayer, el líder parlamentario de esta formación, Alexandr Shojin, dejó en claro que ese tiempo ya pasó. Y no sólo porque su líder, Víktor Chernomirdin, fuera despedido sin contemplaciones por el líder del Kremlin, sino porque el nuevo Gabinete no incluye a ningún miembro de NCR.«Si nuestra gente hubiese sido designada para puestos clave, habríamos asumido la responsabilidad», señaló Shojin, que respaldó la decisión de su número dos, Vladímir Rizhkov, de rechazar la oferta de presidir el aparato del Gobierno. «Uno no debe subirse a un tren en marcha», añadió, «cuando no puede influir sobre la velocidad y la ruta del convoy».
La firma de Yeltsin dio ayer a Yevgueni Adamov la cartera de Energía Atómica; a Oleg Rutkovski, la de Sanidad; a Georgi Gabunia, la de Comercio e Industria (en funciones); y a Yevgueni Sapiro, la de Regiones y Política Nacional, de nueva creación. Para el puesto ofrecido a Rizhkov fue designado Nikolái Javatkov.
Premio de consolación
Iván Ribkin, ex vicejefe de Gobierno encargado de las relaciones con la Comunidad de Estados Independientes (CEI), parece que tendrá un premio de consolación. Aún no es oficial, pero la agencia Interfax, cuyo anterior director es vicejefe de la Administración Presidencial, informó de que Ribkin será enviado especial de Yeltsin, con rango de viceprimer ministro, para la CEI.Parece claro que los vicejefes efectivos del Gobierno serán sólo Borís Nemtsov, Oleg Sisúyev y Víktor Kristienko. El salto de este último a las alturas del poder (era uno de los 11 viceministros de Finanzas) sólo puede ser comparado al de Kiriyenko, de 35 años y con apenas cuatro meses de experiencia como ministro. Por algo los comunistas se mostraron ayer «sorprendidos y decepcionados» por el nombramiento de «gente desconocida ».
La lista del nuevo Gobierno no permite aventurar ningún cambio de rumbo político. Más bien respalda la sospecha, casi certeza, de que Yeltsin decidió destituir a Chernomirdin porque le hacía sombra y con la vista puesta en las presidenciales del 2000. Escasa base para provocar una crisis que sólo se resolvió el 24 de abril en una tercera y crucial votación.
Yeltsin hizo también ayer una afirmación que parece surgida de la guerra fría. «No se puede descartar una agresión (exterior)», dijo a altos jefes militares. Fue su justificación para defender una reforma de las Fuerzas Armadas que no reduzca su capacidad de «disuadir de un ataque nuclear y repeler una agresión».
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