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TRAGEDIA EN EL SUR DE ITALIA

El Gobierno declara el estado de emergencia

El Gobierno italiano destinó ayer una primera partida de 4.500 millones de pesetas para atender las necesidades más urgentes de la zona golpeada por la avalancha de fango que ha provocado decenas de muertos y ha devastado varias localidades del sur del país, donde ha sido declarado el estado de emergencia. El Ejecutivo, que se reunió sin la presencia del primer ministro, Romano Prodi, que efectúa una visita oficial a Estados Unidos, cerró filas en torno al viceprimer ministro, Walter Veltroni, a la hora de dar por zanjada la polémica sobre el reparto de culpabilidades de la tragedia.

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«Hay un tiempo para la emergencia y un tiempo para buscar a los responsables. Nuestra prioridad ahora es la emergencia», dijo Veltroni. En un intento de poner punto final al marasmo de recriminaciones con las que las distintas autoridades del país se han estado arrojando de unas a otras la patata caliente de las responsabilidades, el Gobierno nombró ayer un gabinete de crisis, para hacer frente a la gravísima situación y elaborar en el plazo de una o dos semanas una propuesta que recoja nuevos instrumentos institucionales, legislativos y financieros para preparar «una innovación radical» en la defensa del suelo.En el comité figurarán los ministros de Obras Públicas, Paolo Costa, de Medio Ambiente, Edo Ronchi, de recursos Agrícolas, Michele Pinto, de Hacienda, Carlo Azeglio Ciampi, del Interior, Giorgio Napolitano, del la Función Pública, Franco Bassanini y el subsecretario de Protección Civil, Franco Barberi. El Gobierno se propone también potenciar el Cuerpo de Bomberos mediante un decreto ley.

Veltroni reconoció ayer que el desastre, causado por el desprendimiento de enormes masas de tierra reblandecida por la lluvia de las montañas apeninas, «es inaceptable en un país civilizado». Entre otras razones porque era bien conocido hasta por los servicios de Protección Civil italianos que el terreno de estas montañas está formado por estratos de ceniza volcánica de naturaleza inestable, que se desprenden por efecto de la lluvia.

En los últimos años se han producido decenas de desprendimientos de diversa gravedad en esta misma zona de la Campania, el último hace exactamente un año y medio. Pese a ello, todavía está pendiente de ser aprobada por el Parlamento una ley que prevé una actuación radical sobre la zona, para proteger un suelo muy erosionado, que incluye el traslado de localidades enteras a lugares del valle más alejados de la montaña.

Veltroni reconoció también que la magnitud de la tragedia había sido «infravalorada», ya que a la vista de los últimos datos, «nos encontramos ante una de las catástrofes más graves de la historia reciente de Italia».

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El secretario del Partido Democrático de la Izquierda, Massimo D"Alema, que visitó el jueves la localidad de Sarno, hizo ayer un llamamiento a los políticos para que hagan autocrítica sobre los fallos de pasado. «Es necesaria la autocrítica», dijo D"Alema, «pero no estas mediocres disputas sobre quién tiene la culpa de lo ocurrido».

Apoyo vaticano

Tras días de marejada política, el diario vaticano, L"Osservatore Romano, salía en defensa ayer del Ejecutivo. Gerardo Pierro, obispo de Salerno, la provincia más golpeada, explicaba en el diario que «la tragedia no era previsible». «En Sarno y Bracigliano», dice el obispo, «la montaña es sólida y el riesgo hidrogeológico es relativo». Pierro considera por tanto que está fuera de lugar poner en tela de juicio la actuación de las autoridades.La historia reciente de Italia, y en concreto de Campania, demuestra, sin embargo, que han ocurrido decenas de tragedias igual de «imprevisibles» en los últimos años sin que se hayan tomado medidas preventivas. Al contrario, las propias autoridades reconocen que la situación se ha agravado por la construcción salvaje que prolifera en toda la zona, controlada por la Camorra en buena medida. Son muchos los geólogos y ecologistas que han insistido estos días en que después de tres días de intensas lluvias era previsible que se produjeran desprendimientos en estas frágiles montañas, parcialmente desprovistas de vegetación además, tras los numerosos incendios provocados.

Según explicó ayer el ministro de Obras Públicas, Paolo Costa, el Gobierno está decidido ahora a intervenir de forma concluyente sobre el territorio en riesgo. «Hemos examinado las causas e imaginado cuáles pueden ser los temas a afrontar en un discurso radical que implica recursos, organización, competencias técnicas, capacidad operativa y, eventualmente, también funcional».

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