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Entrevista:

MIGUEL FELIZ INVESTIGADOR QUÍMICO "La inversión pública en investigación ha caído en los últimos tiempos"

Miguel Feliz es responsable de uno de los centros de investigación química más importantes del país, especializado en trabajar con Resonancia Magnética Nuclear (RMN) dentro de la Universidad Central de Barcelona. Este catalán de 45 años, doctor en Ciencias Químicas, ha impartido esta semana un curso en la Facultad de Farmacia de Vitoria sobre las aplicaciones de esa tecnología de vanguardia. Pregunta. La resonancia magnética evoca a los profanos sólo aplicaciones de índole médica. Respuesta. Esta vertiente es totalmente distinta, aunque se les puede considerar como parientes próximos desde el punto de vista científico. Nosotros utilizamos la RMN en química orgánica para identificar compuestos. Son una especie de ojos que nos permiten ver las moléculas que de otra manera serían invisibles, y definir las propiedades y estructura que tienen. En el terreno práctico, se aplica en la industria y en la farmacia para detectar impurezas y adulteraciones en los elementos, como control de calidad. P. Por tanto, se trata de una labor de investigación muy ligada con la empresa privada. R. Además de la tarea de investigación en sí misma, damos servicio a investigadores de la universidad, y también a la industria, especialmente la farmacéutica y la química. P. Uno de los grandes inconvenientes es el coste de esta tecnología. R. Son equipos muy caros que pueden alcanzar hasta los 400 millones de pesetas en casos muy especializados. Por ello hay que buscarles una rentabilidad, instalándolos en un centro que sea accesible a mucha gente y buscando contactos con industrias. En España existe una situación razonable de implantación, aunque el problema es el mantenimiento y la renovación permanente que requieren. P. ¿Cómo se encuentra en la actualidad el ámbito de la I+D en España? R. Tiene que avanzar mucho más la relación entre universidad y empresa. El problema es que ha habido muchas reticencias y desconfianza por ambas partes, pero creo que la universidad está capacitada y las industrias también han perdido parte del miedo a cooperar. Lo que faltan son mecanismos para vincularlas, y algunos se pierden en la excesiva burocracia que existe. P. ¿Qué papel juega hoy en día la Administración en este entramado de apoyo a la investigación? R. Ha habido una recesión en las ayudas a la investigación en los últimos tiempos, ya que se han congelado las inversiones. En este país funcionamos a golpes, por impulsos, y lo que hace falta es precisamente una continuidad. No es suficiente con comprar grandes equipos en un momento dado; hay que garantizar que la gente pueda hacer sus investigaciones en el día a día. P. ¿Considera efectista la actual campaña de recuperación de cerebros fugados al extranjero? R. Me parece muy bien que haya gente que vuelva, pero hay que potenciar a los que han estado aquí todo el tiempo. Todo depende de cómo se hagan las cosas. Si viene alguien de fuera, Barbacid o quien sea, le montan un instituto y hay dinero para que esto continúe, perfecto. Lo que no sirve de nada es que se quede paralizado, porque sólo sirve como imagen. Si sale bien, además supone un revulsivo. P. ¿Cuál es el horizonte inmediato en el terreno concreto de la RMN? R. Hay dos terrenos. Por un lado, está el del control de calidad, ya que es lo que la sociedad está demandando, y otro, que será más espectacular, centrado en su aplicación en el campo de la biología.

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