Encantadora, pero...
En el mundo del lied alemán se requieren al menos dos condiciones : una, compenetración y complementación entre la voz y el piano, para recorrer juntos el mismo camino literario y expresivo; y dos, un entendimiento profundo de la palabra poética desde la intimidad, con la consiguiente naturalidad y dominio del estilo.La búlgara Vesselina Kasarova es una de las cantantes jóvenes más atractivas del momento. En su presentación madrileña se metió de lleno en el corazón del lied romántico, como dice Arturo Reverter en el programa de mano . La sutil encantadora esta vez no convenció del todo. Sus schubert adolecían de sencillez, al estar imbuidos de un reforzamiento de los recursos teatrales, alcanzándose algún momento estelar en la romanza de Rosamunda, justo cuando había que contar una historia dramáticamente. Sus brahms, personalísimos, estuvieron marcados por una línea de canto más bien eslava, en la fonética y el desarrollo. Y sus esperados schumann no lograron coger cuerpo ni mucho menos apasionamiento.
Vesselina Kasarova ("mezzosoprano")
Piano: Friedrich Haider. Obras de Schubert, Brahms y Schumann. Cuarto ciclo de Lied. Fundación Caja de Madrid. Teatro de la Zarzuela. Madrid, 6 de mayo.
Hubo desigualdades en la tesitura y en un fraseo que a veces abusó de las medias voces y pianísimos y del sentido melódico global, en detrimento del contenido preciso de cada sílaba. El pianista Friedrich Haider fue a su aire, sin encontrar, salvo en algún momento aislado, la identificación soñada con la cantante, y ésta, tan deslumbrante en el mundo de la ópera, no acabó de coger el sitio a la esencia desnuda del lied. ¿Cómo explicarlo? Es como si en una faena taurina no se torease al natural y se abusase de los pases de adorno. Lo que para el teatro es una bendición, para el lied es muchas veces un lastre. La personalidad de Kasarova brillaba en su originalidad, pero no acertaba a entrar en los entresijos románticos.
Pero la gran sorpresa de la noche estaba aún por llegar. Kasarova cantó como colofón un mozart lleno de matices, perfectamente fraseado desde la vena dramática, intenso, perfumado, lírico, maravilloso. Fue entonces cuando la gran cantante demostró su categoría y sus inmensas posibilidades. Pero fue sólo un suspiro.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.