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La Fira del Llibre de Valencia se clausura con 150 millones en ventas

En una jornada lluviosa y desapacible venden más ejemplares en las casetas alineadas en el jardín que en un día soleado dentro de las librerías. Apegados a esta creencia, los libreros valencianos recogieron ayer por la tarde sus bártulos en el Jardín de Viveros de Valencia con una cierta tristeza. A pesar de todo, la XXIX Fira del Llibre les ha dejado en sus asientos contables 150 millones de pesetas en ventas.

Los cálculos que realizó el Gremi de Llibres el sábado por la mañana hablaban de unos 100 millones en ventas, pero las compras se han "disparado" durante el fin de semana, "a pesar de la lluvia", y ayer por la tarde, unas horas antes de la clausura, los libreros estimaban, con satisfacción, que los visitantes de la feria habían dejado en caja cerca de 150 millones. "Una cifra muy similar a la del año pasado", presumían. A partir del precio medio de los libros más vendidos -menos de 2.000 pesetas- los organizadores estimaban que unos 75.000 visitantes se decidieron a comprar un ejemplar. Pero también reconocen que muchos miles de personas se acercaron sólo a tomar el sol, curiosear o mirar precios. Donde se han disparado las cifras es en el público infantil que se ha duplicado. Este año han hojeado sus libros unos 2.000 escolares que venían en visitas concertadas y un número similar de niños que acudieron con sus familiares. Aunque han firmado libros Juancho Armas Marcelo, Julio Llamazares o Ferran Torrent -él sólo ha dedicado más de 300 ejemplares-, los libreros se quejaban de que las grandes editoriales no le prestan interés a la Fira y no envían a las "figuras" como Antonio Gala o Terenci Moix. "Los libros que nos enviaron firmados por ellos se vendieron todos, el resto no", decían los libreros. Entre los libros más codiciados de la feria han destacado Amantes y enemigos de Rosa Montero y La Red de Juan Luis Cebrián. Este año han obsequiado con el premio Cavaller Tirant a Pepa Salaver, responsable del Hospital La Fe, por fomentar la lectura entre los pacientes y han castigado con un premio negativo, el Farenheit, a la Dirección General del Libro por no respetar el precio estable de los libros. Pero las mayores críticas se las ha llevado el Ayuntamiento, por darles las licencias para montar las casetas "a última hora".

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