Aznar atribuye a su Gobierno el mérito del ingreso de España

El presidente del Gobierno, José María Aznar, se esforzó ayer por atribuir a su Gobierno casi todo el mérito del ingreso de España por la puerta grande en la moneda única. Lo hizo antes de que empezase y, de nuevo, cuando concluyó la cumbre extraordinaria de líderes comunitarios que seleccionó los 11 países que accederán al euro. Aunque dio las gracias «a todos aquellos que han colaborado» en aupar a España hasta el pelotón de cabeza, aseguró que «hay quien ha estado planteado muchas dudas» sobre su capacidad de lograrlo.

«Podría contar muchas historias de la primera gira europea» tras llegar al Gobierno, en mayo de 1996, dijo Aznar pasada la una de la madrugada, en su rueda de prensa tras el Consejo Europeo. Según dijo, cuando informó a sus interlocutores de la determinación de su Gobierno de no perder el tren del euro se encontró «con caras de escepticismo que eran antológicas».Para resaltar lo que considera, probablemente, el mayor éxito de su primera etapa de Gobierno Aznar se estrenó en Bruselas con una solemne declaración. La hizo ante los corresponsales de prensa españoles, los más numerosos de todos los europeos, con 407 acreditados, más de la cuarta parte por TVE. Para que no hubiera restricciones al acceso de los periodistas no les convocó en el edificio Justus Lipsius, la sede de la cumbre, sino en el cercano Breydel, la sede de la Comisión Europea, que se abrió expresamente para el acto.

Ante las cámaras de la televisión pública, que retransmitían en directo su declaración, y flanqueado por las banderas española y europea, el jefe del Ejecutivo resaltó el «carácter histórico» del nacimiento del euro, en el que «por primera vez en mucho tiempo España no se ha quedado en el camino (...) Hoy es un gran día para España», subrayó.

Hizo después especial hincapié en que hace dos años «nadie daba no ya un euro, ni siquiera una pesetilla», porque España entrase en la moneda única y ahora «lo hemos conseguido, hemos podido tomar el tren con holgura (...) Estamos en uno de los mejores vagones», añadió, en referencia probablemente al déficit público español, inferior al de Alemania o Francia.

«Hace dos años», insistió aludiendo a la fecha de su llegada al Gobierno, en mayo de 1996, «España no cumplía ninguno de los criterios (de convergencia) y ahora los cumple todos». Cuando a principios de mayo de 1996 se celebró en el Congreso el debate de investidura, España empezaba a cumplir el criterio de los tipos de interés, que no debían rebasar más de dos puntos la media de los tres países con menos inflación, pero ningún otro.

Con la excepción del pequeño Luxemburgo, el miembro más próspero de la Unión Europea, todos los demás Estados miembros han logrado cumplir los requisitos en estos dos últimos años aunque para estar a la altura España fue, después de Italia, el país que tuvo que realizar mayor esfuerzo.

Preguntado de madrugada por la colaboración de las demás fuerzas políticas para que España llegase a la meta, incluidos sus adversarios socialistas, Aznar fue vago en su contestación: «Agradezco todos los apoyos, unos más entusiastas, otros menos (...) Hay quien ha estado planteando muchas dudas» sobre la capacidad de España de pasar la prueba, agregó. «Ha habido que vencer escepticismos internos y externos».

Sus últimas palabras fueron para prometer «volcar toda (su) voluntad» en aprovechar la oportunidad que se abre con el euro para «convertir España en un país de los más modernos y atractivos de Europa». A los demás dirigentes políticos españoles les explicará pronto esta visión, anunció. Lo hará, probablemente, en el próximo debate sobre el Estado de la nación.

A la alegría presidencial por el aprobado holgado se añade la satisfacción por haber colocado a un español, Eugenio Domingo, en el selecto consejo ejecutivo del futuro Banco Central Europeo. La tarea no era fácil, porque para los pocos puestos «se habían presentado muchos candidatos» y países como Austria, Bélgica, Portugal e Irlanda se quedan fuera.