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Reportaje:

Cambio de guardia

Los negociadores del Estatut no previeron en 1977 que la Generalitat pudiera tener competencias plenas en la regulación del tráfico en las carreteras y autopistas catalanas. Es más, el Estatuto de Autonomía excluye explícitamente el tráfico de la serie de competencias policiales que adjudica a los Mossos d"Esquadra. Por eso, el año pasado hubo que recurrir a una excepcionalidad -el artículo 150.2 de la Constitución, a través del cual se pueden traspasar competencias de la Administración central a la autonómica- para reparar la omisión. El control del tráfico pasó a ser competencia de los Mossos a primeros de este año. Pero durante estos meses, solamente ha sido una competencia teórica. A partir de mañana a mediodía, también tendrá efectos prácticos. A esa hora, la flamante unidad de tráfico de los Mossos d"Esquadra empezará a controlar la circulación en todas las carreteras y autopistas de la provincia de Girona, en sustitución de los agentes de tráfico de la Guardia Civil, un cuerpo altamente cualificado y prestigioso que patrulla en las carreteras catalanas desde 1961 y que en el año 2000 cederá el paso a los Mossos en todas las carreteras de Cataluña. Un día histórico el de mañana para la Generalitat. La matemática parlamentaria -los decisivos 16 escaños de CiU en el Congreso- han permitido al Gobierno catalán conseguir una competencia que el PP se había cansado de repetir desde la oposición que nunca cedería si de su mano dependía. En política, el poder de la suma no entiende de barreras perennes. La unidad de tráfico de los Mossos d"Esquadra tiene 276 agentes, incluidos 31 procedentes de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil de Girona, y, como dotación, dispondrá de 74 motocicletas BMW de 850 centímetros cúbicos, las mismas de las que se está dotando la Guardia Civil, y de 23 coches Volkswagen Passat TDI. Estos últimos vehículos han sido incorporados mediante un sistema de alquiler a empresas dependientes de tres entidades financieras. Este procedimiento ya es utilizado por el Cuerpo Nacional de Policía y otras unidades policiales. Las empresas que se adjudicaron el concurso entregaron a los Mossos los coches ya pintados con los distintivos de la unidad de tráfico. Las sociedades adjudicatarias se encargan del mantenimiento de los vehículos, del pago de sus seguros, de las reparaciones y de su reposición cada cuatro años A la larga, este sistema de alquiler es más barato para el contribuyente que la compra directa. El sistema de alquiler no se ha aplicado a las motos porque las empresas especialistas no tienen experiencia en grandes flotas de motocicletas. El sistema de alquiler, además, tiene otra ventaja para los Mossos: no se precisan talleres, ya que el mantenimiento, las revisiones y las reparaciones las hacen las empresas adjudicatarias. Así, la Administración se ahorra maquinaria e instalaciones, y los agentes pueden dedicarse a trabajos policiales y no a la gestión del parque móvil. Los Mossos d"Esquadra pondrán sobre las carreteras más agentes, más vehículos, y, como en toda actividad nueva, una tecnología más moderna y avanzada. Los Mossos tendrán en Girona 276 agentes de tráfico, 156 más que la Guardia Civil, así como 8 radares de control de velocidad, cuatro veces más que el instituto armado. Jaume Samsó, coronel de la Guardia Civil en situación especial y director del Servicio Catalán del Tráfico, dice que el despliegue de los Mossos tiene como único objetivo reducir el número de víctimas en accidentes en carretera, afán que los conductores no deben relacionar con un aumento del número de sanciones. El delegado de la Generalitat en Girona, Xavier Soy, explica que durante los primeros días los agentes saldrán a las carreteras con más vocación de aconsejar que de sancionar. Los conductores gerundenses se toparán con los controles de los Mossos de tráfico principalmente en los puntos negros de las carreteras, donde las estadísticas demuestran que se produce el mayor número de accidentes. Entre las vías que serán objeto de una especial vigilancia se encuentran la carretera N-II; la autopista A-7; la C-260, entre Figueres y Roses; la C-250, entre Cassà de la Selva y Llagostera; la variante de Platja d"Aro, y la GI-682, entre Lloret y Blanes. Todas estas vías tienen una intensidad de tráfico superior a 12.000 vehiculos diarios, que en algunas épocas del año crece hasta superar los 40.000.

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