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EE UU pide a China más reformas antes de suavizar las sanciones por Tiananmen

La secretaria de Estado norteamericana, Madeleine Albright, ha viajado a Pekín durante los dos últimos días para preparar la visita de Bill Clinton a China del próximo mes de junio, la primera de un presidente estadounidense tras la matanza de la plaza de Tiananmen. Albright anunció ayer que EE UU está dispuesto a suavizar las sanciones impuestas tras la represión de 1989 si observa rápidos progresos en la apertura del mercado chino, el control de su tecnología militar y la situación de los derechos humanos.

A pasar de haber declarado su optimismo por la mejora de las relaciones entre ambos países, Albright advirtió que Pekín debe avanzar en el camino de las reformas antes de que se levanten las sanciones. Washington exige a Pekín que fije una fecha concreta para la ratificación del Convenio de Derechos Civiles y Políticos de la ONU, así como garantías para controlar las exportaciones de tecnología de fabricación de misiles.Fuentes diplomáticas norteamericanas aseguraron ayer que el Gobierno chino sólo se ha comprometido a «acelerar el estudio» de estas cuestiones. «Con cientos de prisioneros políticos en las cárceles chinas, todavía estamos lejos de alcanzar una relación ideal», lamentó Albright, quien tuvo que soportar un largo monólogo del presidente Jiang Zemin sobre la historia de la religión en China cuando intentó invitarle a iniciar el diálogo con el Dalai Lama.

Washington ya levantó el pasado mes de octubre, durante la visita de Jiang a EE UU, las limitaciones impuestas a la venta de reactores nucleares para uso civil a China, pero aún sigue en vigor la prohibición de venta de armas y de utilizar cohetes chinos para poner en órbita satélites norteamericanos.

Barreras al mercado

Pero Washington desea por encima de todo la apertura del mayor mercado asiático a las exportaciones estadounidenses, a fin de paliar el déficit comercial de EE UU con China, que se elevó en 1997 a 50.000 millones de dólares (7,7 billones de pesetas). Albright afirmó ayer tras reunirse con el presidente Jiang que las exportaciones de su país aún «encuentran barreras importantes para acceder al mercado chino», lo que a su juicio dificulta la incorporación de China a la Organización Mundial del Comercio (OMC).Precisamente en el marco de las conversaciones chino-norteamericanas sobre la OMC ha vuelto a cobrar fuerza la presencia de compañías estadounidenses de venta directa, como Amway, Avon o Mary Kay, en el mercado chino. La reciente decisión del Consejo de Negocios del Estado de prohibir este tipo de ventas a partir del próximo octubre ha desatado una ola de protestas callejeras que se ha cobrado ya 10 muertes en la provincia de Hunan, en el centro del país. Una red ilegal de estructura piramidal prometía a los campesinos grandes beneficios con la venta de unas mecedoras demasiado caras como para encontrar compradores en el mercado local.

Más de 10 millones de chinos se han atrevido a intentar amasar una fortuna por un procedimiento que recuerda al cuento de la lechera: cada vendedor capta a otros cinco vendedores, que a su vez deben reclutar a otros tantos, y así indefinidamente. Este negocio mueve en la actualidad en China cerca de 10.000 millones de yuans (unos 190.000 millones de pesetas). Ante la magnitud de la fiebre piramidal, las autoridades se han visto obligadas a tomar cartas en el asunto para evitar un estallido social como el ocurrido en Albania hace un año, precisamente por la quiebra de bancos piramidales.

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