Una alianza sagrada
Si hay un país en el mundo cuya salud preocupe a EE UU, ése es Israel. La alianza entre EE UU e Israel es más que estratégica, es sagrada, y está por encima de las diferencias que con frecuencia -como ahora con la frialdad entre Clinton y Netanyahu- separan a ambos Gobiernos. Así que el medio siglo de existencia del Estado de Israel está siendo conmemorado en EE UU casi como una fiesta nacional.El 57% de los estadounidenses, según un sondeo del The New York Times , tienen una buena opinión de Israel, un porcentaje que ha recuperado su nivel habitual tras haber descendido durante la Intifada palestina al 45%. Pero sólo el 16% sabe que Israel es el país que recibe la mayor ayuda económica y militar de Washington, unos 3.000 millones de dólares anuales (casi medio billón de pesetas). De velar por los intereses de Israel se encarga el lobby judío, el más poderoso del país.
La encuesta produce un resultado sorprendente al primer golpe de vista: los judíos de EE UU -5,8 millones- apoyan más que el resto de los estadounidense, la creación de un Estado palestino. El 45% de los judíos están a favor de ese Estado, el 42% en contra y el resto no se pronuncian. En el conjunto de la población, esos porcentajes son, respectivamente, del 38%, el 28% y el 34%. Se explica por el hecho de que los judíos estan mucho mejor informados sobre las realidades de Oriente Próximo.
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