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Israel cierra cuatro días los territorios palestinos para celebrar con tranquilidad su 50º aniversario

Israel celebra ya su 50º aniversario. Los festejos oficiales se iniciaron ayer noche en el cementerio militar del monte Herzel de Jerusalén, mientras más de 30.000 miembros de las fuerzas de seguridad se desplegaban por todo el país y se decretaba por cuatro días la clausura de los territorios autónomos palestinos, para protegerse de cualquier posible incidente o atentado terrorista. El Gobierno trataba mientras tanto de conciliar las divergencias surgidas en torno a los festejos.

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Los cuernos de Jerusalén ulularon ayer a las ocho de la noche, mientras concluían las ceremonias del Día de los Caídos y se iniciaban los festejos del 50º aniversario del Estado de Israel. El cierre de la jornada fúnebre y el inicio de la conmemoración se llevó a término en un mismo acto, que tuvo como escenario el cementerio militar del monte Herzel, en el que se habían dado cita todas las autoridades e invitados (entre los que se espera al vicepresidente de EE UU), y donde fueron encendidas las 12 antorchas, una por cada una de las antiguas tribus. La única intervención del primer ministro, Benjamín Netanyahu, en ese acto fue la lectura de nuevo de la declaración de independencia que en 1948 leyera David Ben Gurión y una felicitación a los israelíes por el aniversario. Las autoridades decretaron desde las doce de la noche del martes y hasta las doce de la noche del sábado -cuatro días- la clausura de los territorios palestinos de Gaza y de Cisjordania, donde la tranquilidad es total y donde la mayor parte de los trabajadores que tienen su empleo en Israel se han tomado unas largas vacaciones, en el transcurso de las cuales celebrarán con un día de adelanto, es decir hoy jueves, la festividad del Primero de Mayo.

Los fastos del 50º aniversario de Israel, lejos de unir a toda la nación, continúan provocando polémicas y disensiones, que tienen como protagonistas a los sectores más diferentes de esta sociedad. Los penúltimos en entrar en polémica han sido los tres partidos religiosos judíos del Parlamento -Partido Nacional Religioso, Shas y Partido Unificado de la Tora-, que se han unido para criticar y pedir que se modifiquen algunos de los pasajes del gran espectáculo histórico musical, Campanas del Jubileo, uno de los actos principales de estos festejos.

La discusión, que amenaza con convertirse en una moción de censura contra el Ejecutivo, ha surgido en torno al Ballet Batshava, cuyos componentes se desprenden de algunas de sus ropas en el transcurso de la danza.

«Es un insulto no sólo a un sector religioso, sino a la dignidad de toda la nación», aseguraban dirigentes de los tres partidos religiosos, mientras trataban de negociar la modificación o anulación de éste y otros pasajes, considerados «irreverentes», así como la inclusión al inicio del espectáculo de una oración por Israel. Las puntualizaciones y críticas han provocado la airada reacción de los actores, quienes han amenazado con boicotear la representación.

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Miembros del Gobierno trataban ayer por todos los medios de conciliar ambos sectores, propugnando algunas concesiones y modificaciones. Es su esfuerzo por difuminar las tensiones, quizás olvidaban que el enfrentamiento entre estos actores y los militantes de los partidos religiosos ultraortodoxos no es un hecho accidental, sino, también, el fruto de medio siglo de historia común.

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