"Queremos a los dos"
Ajenos a las disputas de sus líderes, los socialistas andaluces,aclaman a Borrell y a Almunia
El corazón o la cabeza de los simpatizantes y militantes del PSOE no entienden de las disputas de sus dos líderes, José Borrell y Joaquín Almunia, por el control de parcelas del partido que ahora no está claro a quién corresponden. Ajenos a esta controversia, decenas de socialistas andaluces recibieron ayer entusiasmados en la Feria de Sevilla a sus dos máximos dirigentes, que pronto se integraron en el ambiente bullanguero y se deleitaron con el jamón, el queso y la manzanilla. Que no pregunten a las bases qué es eso de la dirección bicéfala, ni que uno u otro quieren tener bajo su mando la maquinaria electoral o el programa del partido. De eso, nada de nada. Y es que, al menos por lo visto ayer en la caseta del PSOE andaluz, los militantes lo tienen claro. "Queremos a los dos, queremos a los dos", comenzó a corear la masa cuando divisó a Borrell y a Almunia, escoltados por el presidente andaluz, Manuel Chaves, en el ferial sevillano. Si la cúpula del PSOE tiene contradicciones acerca de cómo debe ser la dirección del partido, las bases parecen haberlo resuelto ya. Cuando Borrell y Almunia, junto a Chaves, se subieron a un pequeño e inestable estante en la caseta del PSOE para dirigir unas palabras de euforia a los militantes, todo se simplificó. Tras el discurso de Borrell, sólo se oía entonar a la gente aquello de "presidente, presidente", mientras que a Almunia, una vez que terminó de hablar, se le jaleó con lo de "secretario, secretario".
Ni Borrell como Almunia tenían ganas ayer de comentar nada sobre la incertidumbre que vive su partido. Cuando al ex ministro de Obras Públicas se le preguntó si había habido en las últimas horas algún acercamiento o acuerdo con el secretario general respondió huidizo: "Le parece poco acercamiento el que hayamos venido en el AVE sentados uno enfrente del otro". Y en esas mismas estaba Almunia, que también declinó hacer cualquier comentario del asunto.
Ambos, candidato a presidente del Gobierno y secretario general del PSOE, se dieron literalmente un baño de multitudes y se empeñaron en trasladar una imagen de unidad a diestro y siniestro, como queriendo desterrar cualquier percepción de fractura. Los dos dieron besos y abrazos por doquier, pero si alguien se llevó la palma, sin duda, fue Borrell, que llegó incluso a firmar autógrafos. Un Borrell que parece querer quitarse esa etiqueta de repelente niño Vicente que se le adjudica y que estuvo más tiempo de charla con los militantes que se le acercaron que con los numerosos dirigentes del PSOE andaluz que había en la caseta, de los cuales, la mayoría había apoyado a Almunia en las primarias.
El candidato, en su alocución ante los militantes, se aventuró a decir que el año próximo se acercará a la Feria a bailar sevillanas, para, a continuación, decir lo que todos querían oír. "A La Moncloa vamos todos y empezamos hoy aquí", dijo Borrell, que hizo su particular cálculo de lo que le queda para gobernar. "De Sevilla a Madrid hay unos 470 kilómetros y desde hoy a las elecciones hay unos 460 días. A un kilómetro por día estamos en La Moncloa", dijo Borrell, para mayor alborozo de los que allí estaban congregados.
También subidos en la improvisada tribuna estaban Almunia y Chaves. El primero replicó que "a lo mejor esos 460 días son menos" y añadió: "Todos los socialistas estamos para llevar a Pepe a La Moncloa". El anfitrión, Chaves, presentó a ambos y de paso expuso cómo cree él que tiene que configurarse la estructura del partido: "Vamos a llevar a Borrell a La Moncloa y siempre en esa labor vamos a estar con Almunia, nuestro secretario general, nuestro líder político".
Luego, los dirigentes socialistas repartieron entre los simpatizantes decenas de rosas, que se cotizaron como en el mejor día de la bolsa. Hasta tal punto llegó la demanda que el presidente andaluz se quedó al final sólo con dos rosas en la mano, que le fueron reclamados por una feriante. Chaves, sonriente, se las negó, pero alegó causas mayores. "Lo siento, éstas se las llevo a mi mujer", dijo Chaves. Obviamente, la feriante lo comprendió.
Borrell y Almunia abandonaron la caseta rodeados de decenas de periodistas, dirigentes socialistas y se pasearon por el ferial antes de volver a Madrid, bajo la atenta mirada de la gente. Disuelta la muchedumbre, aquí paz y después gloria. Y es que aún quedan cuatro días de Feria.
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