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Reportaje:

El aluvión de parques temáticos

El influjo de Futuroscope, la catedral francesa de las tecnologías audiovisuales al servicio del ocio, parece irresistible. Y en el País Vasco algunas instituciones no se han sustraído a la tentativa de imitar el ejemplo del parque temático francés. Atraer a uno o dos millones de visitantes requiere, según algunos expertos, un volumen de inversiones que parece fuera del alcance de los proyectos que se promueven en Barakaldo y Salburua. En ambos casos, el capital tendrá que ser privado, porque las instituciones no están en condiciones de afrontar desembolsos, que rondarían los 10.000 millones de pesetas. Una cantidad muy modesta para tratar de emular el complejo de Poitiers o Port Aventura (Tarragona). En Guipúzcoa, el diputado socialista de Economía, Guillermo Echenique, ya amagó con un proyecto similar para Pasaia, pero la idea se ha abandonado porque "el capital privado no entra". El plan para crear un parque temático en la desembocadura del río Galindo sobre la aventura espacial se sostiene sobre una hipotética aportación privada de 10.000 millones de pesetas y la previsión de que un millón de personas lo visitarían cada año. Este contingente se ampliaría a dos millones y medio de visitantes, según el Departamento de Urbanismo de la Diputación de Vizcaya, si el proyectado Cosmos World se diseñara con una inversión añadida de 3.000 a 5.000 millones de pesetas. La iniciativa no ha captado el interés de los grandes inversores. La idea pretende remedar el Futuroscope de Poitiers, abierto en 1987 después de una inversión pública de 37.500 millones de pesetas y que en la actualidad vende 2,8 millones de entradas al año en un ámbito de atracción que comprende Francia y los países limítrofes. Este parque de 53 hectáreas oferta todas las nuevas tecnologías audiovisuales, desde cines en relieve a animaciones interactivas, juegos acuáticos, un palacio de congresos, una red de hoteles y 20.000 metros cuadrados de atracciones para niños. Ramón Núñez, director de la Casa de las Ciencias y del Domus de A Coruña, sostiene que "los parques temáticos requieren inversiones milmillonarias cuya rentabilidad está supeditada al capital privado, aunque en definitiva poco tienen que ver con los museos interactivos, que tienen una dimensión más humana. El show por el show termina por cansar a la ciudadanía". Las instalaciones que dirige Núñez, y que se van a ampliar en 1999 con la Casa de los Peces, atraen a 500.000 personas al año, aunque precisa que "aún está por ver que ofrezcamos una masa suficiente como para atraer a un turismo específico". La captación de millones de visitantes requiere, a su juicio, planteamientos más cercanos a los de Port Aventura o los proyectos de la Ciudad de las Ciencias de Valencia y el parque Terra Mítica de Benidorm. Este último, que ya se construye, cuenta con una inversión de 43.000 millones de pesetas soportada por empresarios textiles y algunos emporios de la zona, como Lladró, que se han sumado al proyecto impulsado por el Gobierno autónomo. Terra Mítica, que recreará las culturas ribereñas del Mediterráneo -de África, Grecia, Iberia y Roma- ocupará un millón de metros cuadrados. La descomunal inversión está justificada por los cuatro millones de turistas que cada año visitan Benidorm. Entorno poblacional Javier Armentia, director del Planetario de Pamplona, aventura que la rentabilidad de estos complejos depende del entorno poblacional: "Un proyecto de grandes dimensiones tiene que comerse la población en cientos de kilómetros a la redonda". Por el contrario, desde una perspectiva cultural y social, cree que "son más eficaces y rentables los centros pequeños, que pueden coexistir pacíficamente en un entorno donde no viven millones de personas". En Euskadi y Navarra, que rondan los tres millones de habitantes, el Aquárium donostiarra -en verano se inaugurará la ampliación- y el Planetario registran una media de 180.000 visitantes anuales. "La respuesta es satisfactoria porque el coste de mantenimiento es modesto y la inversión inicial no es desproporcionada". El centro pamplonés abierto en 1993 costó 1.000 millones de pesetas, mientras que la ampliación del acuario costará 1.200 millones de pesetas. "Este tipo de museos y centros son apuestas más inteligentes desde una perspectiva cultural, porque los parques temáticos cargan las tintas en aspectos relacionados con el ocio audiovisual. De la misma forma que la sociedad victoriana creó los zoos a finales del siglo XIX para conciliar naturaleza y espectáculo, en este se crean grandes parques temáticos. El riesgo es que acaben siendo parques de atracciones". El alcalde de Barakaldo, Carlos Pera, apuesta por esta solución para Galindo. El diputado vizcaíno de Urbanismo, Josu Montalbán, defiende un parque temático a la manera de Port Aventura o Isla Mágica (Sevilla). Sin embargo, Pera ha puntualizado que ha pedido a Bilbao Ría 2000 que "se haga un parque de atracciones tradicional". El caso de A Coruña revela la adecuación de la oferta a la demanda. La Casa de las Ciencias se abrió al público en 1985 con una inversión de 1.000 millones y una superficie de 1.000 metros cuadrados para exposiciones que se colapsó de visitantes. El alcalde socialista, Francisco Vázquez, asumió la idea de crear el Domus (Casa del Hombre) y la plasmó en 1993 tras poner 1.500 millones de los fondos municipales. La afluencia siguió creciendo hasta alcanzar los 500.000 visitantes. Así las cosas, el próximo año se invertirán 1.800 millones en la Casa de los Peces, donde el visitante encontrará un jardín botánico, piscinas abiertas al mar y el Aquárium Finisterrae. El ayuntamiento gallego cubre el déficit anual de 150 millones que generan las dos instalaciones.

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