El gran partido de América

No será un amistoso. Los brasileños saltarán esta noche al estadio de Maracaná animados por el aliento de 100.000 hinchas, conscientes de que esta noche, en terreno contrario, estará un equipo que asume su condición de mayor rival histórico: Argentina. El partido calienta los motores del Mundial de Francia. Tanto Argentina como Brasil ofrecen similitudes en los desajustes. Gran parte de sus estrellas juegan en España e Italia. Desconciertan a sus aficiones con un juego normalmente decepcionante e irregular. Sus alineaciones son rompecabezas. Sus sistemas tácticos no acaban de definirse. Sus entrenadores -el argentino Passarella y el brasileño Zagallo- están en entredicho. Y poseen una abundancia de jugadores de calidad que más que clarificar las opciones parecen crear confusión en los equipos.

Ronaldo es la estrella brasileña indiscutible. El punta del Inter de Milán llegó en helicóptero a la concentración de Teresópolis en compañía de su compañero de equipo, el extremo Zé Elias. El astro brasileño se verá reflejado en la estrella albiceleste por antonomasia -tras los ausentes Maradona y Caniggia-: el delantero de la Fiorentina Gabriel Batistuta, que actualmente pasa por unas tensas relaciones con Passarella.

Brasil es una selección en proceso de consolidación. Viene de lograr un ajustado triunfo ante Alemania merced a una aparición fugaz de sus estandartes: pase de Roberto Carlos y gran gol de Ronaldo. Sus jugadores se muestran indispuestos por momentos, anímicamente inconsisitentes. Argentina perdió contra Israel (2-1) y le ganó con comodidad a Irlanda (0-2). Tampoco es un equipo fino, pero el duelo de esta noche puede resolver unas cuantas dudas. Es el gran partido de América.