_
_
_
_
Reportaje:

En busca de un nuevo lenguaje

Maribel Marín Yarza

Los jóvenes bailarines vascos no se conforman con dominar el lenguaje de la danza; quieren contribuir a su desarrollo desde la creación. Edu Muruamendiaraz, Jorge Horno, Ruth Berikoetxea, Uxue Otaola, Asier Zabaleta, Miren Zabala y Cristina Quijera forman parte de la nueva hornada de creadores en este campo que han surgido en la comunidad. Actuaron el pasado sábado en Vitoria dentro de la II Muestra de Coreógrafos vascos que hace una semana les ofreció la posibilidad de estrenar sus piezas en San Sebastián, dentro de una serie de tres representaciones que se cerrará en Barakaldo el próximo 1 de mayo. Tres días antes del Día Internacional de la Danza y en vísperas de que la explosión de movimientos sea una realidad en San Sebastián con el Maiatza Dantzan, algunos de estos jóvenes creadores reivindican más oportunidades para dar a conocer sus trabajos. Otros lamentan haber tenido que abandonar el País Vasco para dedicarse a esta profesión. La bergaresa Uxue Otaola dejó su localidad natal para trasladarse a Barcelona. "Me fui porque quería bailar y aquí no encontré la formación adecuada ni vi salidas profesionales para el futuro", asegura. Tiene 25 años y reside en la capital catalana desde que ingresó en el Instituto de Teatro de esta ciudad en 1992 para estudiar danza contemporánea. Ahora Uxue Otaola, quien forma parte de la compañía Proyecto Gallina de Emilio Gutiérrez, vuelve a su tierra con una coreografía que ha ideado desde la lejanía, pero convencida de que las cosas han cambiado. "La educación va cubriéndose poco a poco", indica, "pero falta en Euskadi una salida profesional para los bailarines, faltan espectáculos y compañías". En todo caso, Sokatira, su primera pieza como creadora se apoya en sus orígenes, en el matriarcado del País Vasco. Sobre el escenario, tres mujeres de distintas generaciones de una misma familia reflejan las ataduras tradicionales y los roles que se le han asignado a la mujer vasca a lo largo del tiempo. Y lo hacen a través del vestuario y la escenografía. El ambiente agobiante que rodea la vida de la abuela va abriéndose a nuevos aires de libertad, a través del movimiento, conforme se centra en la historia de su nieta. El caso de Edu Muruamendiaraz, la única cara que repite en la Muestra de Coreógrafos, nada tiene que ver con el de Otaola. Su especialidad es la danza tradicional que no se olvida de las raíces vascas, pero que tampoco quiere permanecer anclada en el pasado. Por eso no ha tenido la necesidad de buscar salidas en otras regiones. "Intento evolucionar dentro de lo mío", dice. De hecho, este coreógrafo, de 33 años y también natural de Bergara, funde en Akilimarro, su segundo y último trabajo el sabor de la tradición con elementos del baile contemporáneo. Su aquelarre bailado le ha causado el sinsabor de las etiquetas. "Tratan de enmarcar mi trabajo dentro del contemporáneo, pero insisto en que hago danza tradicional vasca que trata de romper con algunos moldes". Su preocupación se centra ahora en lograr escenarios en los que mostrar esta pieza en la que ha estado trabajando con ahínco durante siete meses. "Lo que me gustaría es que estas tres actuaciones de la Muestra de Coreógrafos del Gobierno vasco, no fueran las únicas". Falta de circuitos Ésta es una de las cuestiones en las que coinciden la mayoría estos jóvenes bailarines. El donostiarra Asier Zabaleta, de 25 años asegura: "En el País Vasco hay ausencia de circuitos en los que podamos mostrar los trabajos", aunque reconoce que "la situación ha cambiado mucho en los últimos años". Su coreografía Danada, la primera que diseña, más que contar una historia, experimenta sobre el espacio y el tiempo. "Pongo en duda estos dos conceptos en los que se asienta el baile contemporáneo". Pero su calendario de representaciones no finaliza en Barakaldo. Zabaleta, integrante de la única compañía estable donostiarra A deshoras, actuará en San Sebastián dentro de la programación del Maiatza Dantzan. No presentará su creación, sino que trasladará en Máquina de hueso, lo que Silvia Clemente quiso contar al público cuando coreografió este trabajo. La alavesa Ruth Berikoetxea también ha logrado atar alguna función para mantener viva su creación Sin ti mimaré mi yo, que podrá verse el 30 de mayo en el Ayuntamiento de Vitoria. A esta bailarina, más que el dinero que ofrece el Gobierno autónomo a los creadores de danza -unas 200.000 pesetas- le pudo la curiosidad por llevar a escena una historia que ella misma había creado. "Limitarte a bailar es más cómodo, pero poder bailar lo que tú realmente quieres decir, poner en escena algo que lleva mucho de tus experiencias personales o inquietudes, tiene un valor añadido para el bailarín", indica. Sin ti mimaré mi yo transcurre en una estación de tren, en la que se suceden los encuentros y desencuentros entre las personas, en una obra en la que la narrración oral cobra también protagonismo. "Mi fin último no es que mi coreografía se entienda; lo que yo quiero es que la gente coja aquello que más le atrae de ella, que sienta algo, aunque sea algo distinto a lo que sentí yo cuando la creé", indica. Berikoetxea vive en Vitoria, pero esporádicamente escapa a Madrid a realizar cursillos más especializados. La joven de Bermeo Miren Zabala con Behar bada hau da lekua (Quizá éste es el lugar); la bilbaína Cristina Quijera, con Agur titan, y Jorge Horno, de Basauri, y su Mejor haberla palmado, también forman parte de este grupo de jóvenes inquietos que han encontrado en el baile un modo de vida y una necesidad de expresión. Se abren a nuevos lenguajes, en algunos casos más cercanos al teatro, que rompen con las barreras y la imágen encorsetada de la danza como algo serio. Pero una de las cosas que más preocupa a estos jóvenes en general es que en su camino encuentran "pocas oportunidades para mostrar sus trabajos con continuidad".

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_