Incidente
Quisiera denunciar un incidente ocurrido en la puerta del Museo del Prado, la tarde del sábado 11 de abril. Fui con un amigo al museo y quisimos ponernos en la cola más corta para entrar, que era la de Goya de la primera planta. Empezamos a subir la escalera cuando una señorita nos paró. Vimos que justo antes de pararnos estaba hablando con unos extranjeros, quienes le decían en inglés que "no les interesaba". Al marcharse ellos, la señorita saltó delante de nosotros y nos dijo que no podíamos entrar por ahí. Yo le pregunté quién era y me dijo que era guía del museo. Como estaba vestida de calle, le pedí alguna documentación que probara que era trabajadora del museo, pero como no lo hizo, continuamos adelante y nos pusimos al final de la cola.
Ella nos siguió repitiendo medio enloquecida que "no teníamos derecho" a entrar por ahí. Sin embargo, no éramos los únicos en la cola. Entró en el museo y salió con un guarda jurado. Éste también dijo que tendríamos que bajar a la otra cola porque, según su compañera, "nos habíamos colado" y, si no lo hacíamos, él personalmente nos impediría la entrada al museo. En medio de toda esta violencia hacia nosotros, llegaron dos policías nacionales que patrullaban los alrededores del museo. Después de escuchar lo ocurrido, nos dieron la razón. Es decir, si no hay ninguna indicación diciendo lo contrario, y no la había, entonces el público puede entrar por cualquiera de las tres puertas del museo. Cuando se habían marchado, sin embargo, la guía se puso delante de nosotros en la cola y dijo, desafiante, que ella misma se aseguraría de que no entráramos.
La escena duró unos veinte minutos. Con tanta discusión, habíamos perdido las ganas de entrar y dimos media vuelta para volver otro día. No obstante, al bajar las escaleras vimos cómo, sin controlar ella, el público entraba por las dos puertas. Quizá debería decir que hacía mucho frío aquella tarde, e incluso en un momento empezó a nevar. A pesar de esto, una persona supuestamente sin ninguna autorización, y sólo con la complicidad de un guarda jurado, obligaba a los visitantes a guardar una sola cola.
Ahora bien, no comprendo cómo la dirección del museo puede encargar a una guía el control del público en la calle. No puede ser cierto. Pienso, más bien, que ella buscaba grupos y, como nadie de dentro del museo se preocuparía mucho por lo que pasaba fuera, presionaba a los turistas, principalmente extranjeros por lo que vimos, diciéndoles que con guía podían entrar inmediatamente. Por el contrario, tendrían que esperar. No le habrá gustado que nosotros no la hicimos caso. No encuentro ninguna otra explicación lógica para lo que ocurrió, y me parece una práctica casi mafiosa. Lo peor es que si esto ha ocurrido a plena luz del día con policías presentes, entonces seguro que ha ocurrido antes y seguirá ocurriendo.- .
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