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David Broza se considera un Músico 'pop' que canta poesía

El cantautor israelí regresa a España para dar dos conciertos

Se dice que en Israel una de cada tres familias tiene al menos un disco de David Broza. Sus adaptaciones de canciones de Serrat o Paco Ibáñez le hicieron famoso. Pero a este moderno trovador, con apellido de origen extremeño y cuya adolescencia transcurrió en Madrid, veinte años de canción y otros tantos discos en hebreo o inglés no le han valido aún para ser conocido en España. Hoy presenta su disco Time of trains en Barcelona (Sala Starwinds Maremagnum), y mañana, en Madrid (Círculo de Bellas Artes).

"Es increíble", repite varias veces en perfecto castellano. Mientras le entrevistaban en una emisora de radio se acercó un admirador suyo desde hace 18 años. Entró en el estudio con una guitarra y, ante su sorpresa, se puso a cantar en hebreo una canción de Broza: era Jorge Drexler. "Una canción que siempre me piden y que nunca canto porque no recuerdo la letra. Y él se la sabía. Es demasiado", exclama entusiasmado. David Broza nació en Haifa y reside en Nueva Jersey (Estados Unidos), pero de los 12 a los 19 años vivió en Madrid. "Aquí viví mi primera borrachera, el primer beso, la primera guitarra... La primera vez para todo", recuerda.

A Israel se llevó discos españoles. Cita a Serrat, Paco Ibáñez, Lole y Manuel, Luis Pastor, Pablo Guerrero, Pi de la Serra... "La nostalgia empezó el mismo día que salí de España. Para no perder contacto cantaba esas cosas para mí mismo. Con un vaso de vino y un poco de queso".

"Años después, el poeta israelí con el que trabajaba insistió para que se las tradujese porque le fascinaba la emoción de aquellas canciones". Las adaptaciones al hebreo que hizo Jonathan Geffen dieron pie a La mujer que yo quiero, el mayor éxito discográfico en Israel.

Reconoce la influencia de Dylan, James Taylor, Tom Waits... Con una diferencia: "El Mediterráneo es la base de lo que hago. La tierra seca, los olivos, el sonido del aire, el olor de las naranjas ...".

Textos de poetas

Broza sólo escribe la música. Busca los textos en los poetas. "Vi que los del pop no decían nada. Alguien me sugirió que leyera las reseñas de poesía en The New York Times y di con un poeta increíble. Compré su libro y del primer poema saqué una canción. Tenia un nivel de idioma y unas imágenes fantásticos. Igual que Lorca o Machado", asegura. "Encontré una conexión entre mis raíces mediterráneas y el romanticismo norteamericano. Desde ese momento tuve algo que me ataba a aquella tierra". Ahora da clases en universidades. La materia: cómo convertir un poema en canción. "Sheryl Crow usó para una de sus canciones más famosas un poema de Wyn Cooper, que es estudiante mío en Vermont" , indica. Y es que, en pleno éxito en Israel, David Broza tomó una decisión inesperada: se ínstaló en Nueva Jersey. "Quería ver a The Band, a Dylan... Me estimula llegar a pueblos donde no se atreven ni a pensar que haya otras culturas que no sean el blues o el pop. En Israel era un ídolo; en Estados Unidos, menos que uno más. Pero me encanta poder tocar el cielo y la tierra. La fama es el primer peligro que acecha a un artista", afirma.

"Sobre el escenario saco todas mis angustias. En un bar o un teatro, con mi guitarra, soy eso que los americanos llaman 'un hombre de un millón de dólares'. Tengo que hacerlo al menos cuatro veces por semana, para no sentirme desgraciado".

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