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El presidente austriaco, Thomas Klestil, reelegido con más del 60% de los votos

El presidente de Austria, Thomas Klestil, ha sido reelegido con el 63,5% de los votos para una segunda legislatura de seis años de duración. Sólo el 74% de los ciudadanos austriacos acudió a las urnas para depositar su voto por sufragio directo. Klestil, que durante la campaña electoral se escudó en la autoridad que le concede su cargo y no se dignó a confrontarse con sus rivales, tuvo la ventaja de carecer de contrincantes fuertes. Le disputaron la presidencia tres personajes carentes de experiencia política y una líder de un partido minoritario.

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Una clara actitud europeísta

La obispo protestante Gertraud Knoll -que obtuvo el 13,5% de los votos- partió en un principio con una candidatura muy prometedora, postulando más humanidad y ética en el campo político y declarando su firme rechazo contra la ultraderecha liderada por Jörg Haider, pero se quedó rezagada porque no pudo demostrar su cualificación para asumir la presidencia. La madre de tres hijos reanudará sus funciones religiosas, que suspendió durante la campaña electoral. Heide Schmidt, jefa del Partido Liberal y también contraria a Haider desde que abandonó las filas del partido de derechas, consiguió un 11% de los sufragios. Cuando hace seis años Schmidt se presentó por primera vez como. candidata, lo hizo para el partido de Haider y recibió los votos del 16% de los austriacos. Detrás de estas dos candidatas se situaron el millonario empresario de la construcción Richard Lugner (10%) y Hans Peter Nowak, solitario defensor de la neutralidad austriaca a toda costa (2%).

"Bienvenidos a la realidad austriaca"; con estas palabras, el presentador de la televisión austriaca dejó adivinar un aire de sorna al presentar los primeros escrutinios de estas elecciones, que se destacaron por su paradójico semblante antipartidista.

Precisamente en este país, repartido en todos sus sectores entre el poder de los partidos políticos, de acuerdo con el porcentaje de escaños que tengan en el Parlamento, los tres partidos más fuertes se abstuvieron esta vez de presentar un candidato propio.

El diplomático Thomas Klestil, que después de ser secretario general del Ministerio de Exteriores conquistó en 1992 la presidencia de la República como candidato del Partido Popular -de línea democristiana-, prefirió declararse independiente para estos comicios. Así pudo reunir, además del respaldo de los democristianos, el apoyo del ultraderechista Haider y también votos de la socialdemocracia.

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El presidente de Austria cumple ante todo una función representativa, pero también puede intervenir en cuestiones gubernamentales en casos de crisis, y tiene la responsabilidad de encargar la formación del Gobierno, que normalmente es delegada en el candidato más votado en las elecciones parlamentarias.

Voluntad de consenso

Al contrario que sus rivales Gertraud Knoll y Heide Schmidt, el presidente Klestil no descarta la posibilidad de nombrar al xenófobo Haider para la jefatura del Gobierno en caso de ser el candidato más elegido en las próximas legislativas. Desde el más alto cargo político del país, Klestil, con su voluntad de consenso, ha lanzado una perspectiva diametralmente opuesta a la que mantienen los socialdemócratas, absolutamente reacios a un pacto con Haider. El canciller austriaco, Viktor Klima, se mostró, sin embargo, satisfecho, considerando acertada la opción de su partido, el socialdemócrata, de no presentar un candidato de sus propias filas.

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