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Una filtración de datos de Telefónica dinamita la red del Cesid en el País Vasco

Miguel González

El descubrimiento de las escuchas del Cesid en la sede de HB en Vitoria no sólo ha provocado una crisis política y un proceso judicial, sino que ha dinamitado gran parte de la estructura del servicio secreto en el País Vasco. El diario Egin, próximo a HB, publicó ayer la identidad real de uno de los agentes presuntamente implicados en las escuchas, así como los nombres y domicilio de sus familiares y una foto de su vivienda en Madrid. La información tiene su origen en una filtración de datos confidenciales de Telefónica, que dispone de los números a los que se llamaba desde el piso del Cesid.

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Mario C. G., de 29 años, es la identidad real de uno de los miembros del Cesid que espiaban la sede de HB en Vitoria, según publicó ayer Egin. El diario difundió fotografías del domicilio del agente, en una urbanización de la localidad madrileña de San Sebastián de los Reyes, así como los nombres y la dirección de sus padres y sus dos hermanos, en la capital de España. Los redactores se presentaron por sorpresa a primera hora del sábado en la vivienda madrileña de Mario C. G., quien avisó de inmediato al servicio secreto, que montó un despliegue de protección, según explicaba el citado periódico en su edición de ayer.

Hasta el 31 de marzo, el agente, bajo la identidad ficticia de Mario Corcuera Fernández, residía de forma casi permanente en el piso desde el que se interceptaban las líneas telefónicas de HB. Acudía a las reuniones de la comunidad de vecinos y una vez visitó el local de la coalición con la excusa de una fuga de agua.

La juez que investiga el caso ya disponía de su identidad, pues los espías olvidaron en su precipitada huida un documento con su nombre auténtico: según algunas fuentes, se trata de una nómina,según otras, de una revista a la que estaba suscrito. El agente es un funcionario civil o un contratado laboral del servicio secreto, ya que no figura en las escalillas de personal de las Fuerzas Armadas y de la Guardia Civil.

La revelación del nombre verdadero de este miembro del Cesid plantea un grave problema de seguridad, que podría resolverse facilitándole una nueva identidad lo que resulta más complejo de lo que parece- o buscándole un destino en el extranjero, aunque a corto plazo deberá permanecer a disposición de la juez que investiga el caso. Más difícil será devolver a sus familiares la tranquilidad que han perdido.

Egin identificó al agente a través del listado de llamadas realizadas desde el teléfono del piso primero izquierda de la calle Ramiro de Maeztu número 6 de Vitoria, donde tenía su base de escuchas el centro de inteligencia.

Estos datos, que tienen carácter confidencial, han llegado a poder del diario próximo a HB. La gravedad de la filtración radica en que no sólo se han desvelado los números de teléfono -y a través de ellos la identidad real- del agente, sino también, previsiblemente, los de muchos otros miembros, colaboradores, bases y empresas pantalla del Cesid.

Expertos en los servicios de información reconocen que, aunque los agentes destinados en Euskadi no deberían contactar entre si por razones de seguridad, es habitual que lo hagan, pues carecen de la cultura de clandestinidad con que cuentan los etarras a los que se enfrentan.

De hecho, Egin ya publicó el pasado día 7, procedente de la misma base de datos, un teléfono de la sede central del Cesid en Madrid al que llamaban los agentes desde el piso de Vitoria.

El diario aseguró ayer que los espías telefonearon a tres empresas, cuyos nombres reproducía, a bancos y a la Universidad Autónoma de Madrid."Egin dispone de una amplia relación de teléfonos con los que los agentes contactaban en diversas provincias de Euskal Herria", añadía.

Los expertos consideran que los números a los que se llamó desde el piso de la calle Ramiro de Maeztu están quemados y lo mismo sucede con aquellos a los que se telefoneó desde estos últimos, si hay peligro de que se filtren también sus listados.

"El daño es gravísimo" agregan, "porque toda la red del Cesid en el País Vasco puede haber quedado al descubierto y, aunque sólo sea con carácter preventivo, habría que desmantelarla y sustituirla por otra". Lo lógico es que este desmantelamiento comenzara el pasado 31 de marzo, pocas horas después de que se descubrieran las escuchas en la sede de HB de Vitoria.

La infiltración de grupos próximos a ETA en la Compañía Telefónica se ha demostrado ya en varias ocasiones. El caso más reciente data de principios de este mes, cuando la Ertzaintza desarticuló en Durango (Vizcaya) el comando Mara, integrado por dos empleados de la citada compañía, al que la Policía Vasca atribuyó la colocación de explosivos en Castellón y Vizcaya.

La noticia de Egin ha sido elaborada por su equipo de investigación, que dirige Pepe Rei, absuelto hace un año por la Audiencia Nacional. La sentencia consideró probado que alguien del periódico entregó a ETA 16 informes sobre empresas vascas que fueron utilizados para cometer atentados y exigir el impuesto revolucionario, pero no quedó demostrado que fuese el perio

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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