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BARCELONA

Pundonor y apuntadores

Para estar bien con una corrida de toros no hace falta cortar orejas. Todo depende del enemigo que el diestro tenga delante y de lo que sea capaz de hacer con él. Por ello puede afirmarse que esta vez Miguel Rodríguez, con el peor lote de la corrida, estuvo muy bien. El primero, con la cara alta (como casi toda la corrida), andarín y prodigando derrotes, ya se encontró con un Rodríguez valeroso y serio, acabando de una casi entera arriba, a pesar del derrote del animal. El cuarto, flojo de remos (como los tres últimos), reservón y venciéndose sobre todo por el pitón derecho, fue bien lanceado por Rodríguez, que también banderilleó, aunque con poca fortuna, porque el astado no le dejaba meter los brazos.

Jódar / Rodríguez, Pérez, Higares Seis de toros de Jódar y Ruchana, bien presentados y de juego desigual

Miguel Rodríguez, ovación y vuelta. César Pérez, aviso y ovación; ovación. Oscar Higares, silencio;aviso y silencio. Plaza Monumental. Barcelona, 19 de abril.

La faena fue un modelo de pundonor y sereno valor. Incluso se produjo una aparatosa cogida, pero Rodríguez lo pasó por los dos pitones con mucho riesgo y aguante, soportando incluso algún parón de la res. Se le apreciaron leves lesiones, que no le impidieron continuar la lidia. La cuadrilla, con Curro Álvarez al frente, tuvo que dar una ovacionada vuelta al ruedo.

César Pérez también tiene mucho valor, aunque ayer le sobraron los apuntadores, dos o tres, que constantemente le atosigaban desde el callejón. El segundo metió bien la cabeza en los engaños y César lo saludó con unas excelentes verónicas. La primera parte de la faena fue excelente. Luego estuvo muy encima del toro y tuvo que recurrir al unipase. El quinto, un hermoso berrendo derribó en varas, llegando con muchos problemas a banderillas y a la muleta. Pérez no se afligió y no se cansó de estar en la cara del animal.

Óscar Higares estuvo muy voluntarioso, aunque poco centrado. El bien armado tercero no humillaba y se quedaba corto, pero el sexto (otro berrendo) se vio que podía sacársele más partido. Higares tardó en verlo y decidirse, consiguiendo algún muletazo entregado, pero acabó dando la impresión de haber estado por debajo del toro.

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