Los obispos de Teruel y Castellón se perfilan como candidatos a la secretaría episcopal
El máximo órgano de los obispos españoles afronta la sucesión de José Sánchez
A partir del próximo día 20, la Conferencia Episcopal Española reunirá al plenario para elegir al nuevo secretario general, cargo que ocupa en la actualidad el obispo de Sigüenza-Guadalajara, José Sánchez. Este cargo, de gran proyección pública, ya que últimamente lleva aparejada la condición de portavoz de los obispos españoles, se somete a votación cada cinco años. Dos son los nombres que han salido a la palestra como candidatos al puesto: Antonio Algora, titular de la diócesis de Teruel, y Juan Antonio Reig, de la de Segorbe-Castellón.
Sánchez parece estar aún deshojando la margarita. Ha expresado en diversas ocasiones su intención de no presentarse a la reelección, pero fuentes eclesiales indican que últimamente se plantea intentarlo de nuevo, aunque estas mismas fuentes aseguran que no cuenta con el apoyo suficiente.Esta elección es importante porque podría ofrecer datos sobre la actual composición de la jerarquía, bastante distinta de la que en 1993 eligió presidente al cardenal Elías Yanes, un candidato que, en aquel momento, representaba un cierto progresismo y no contaba precisamente con el beneplácito de entonces nuncio del Vaticano, Mario Tagliaferri. La presidencia y la vicepresidencia se renuevan cada tres años. Será en 1999 cuando se decida el sucesor de Yanes, que fue reelegido en 1996. Los últimos nombramientos de obispos, aseguran fuentes eclesiales, confirman la línea más conservadora en perjuicio de los sectores más abiertos.
Portavocía
Sin embargo, la especial idiosincrasia de la jerarquía hace imposible clasificar a los candidatos con etiquetas políticas. Sirva la paradoja de que Tagliaferri apoyaba, en contra de la candidatura supuestamente progresista de Yanes, la teóricamente conservadora encabezada por el arzobispo de Barcelona, Ricard María Carles. Ahora, a Carles se le echan encima los tertulianos de la COPE, y Yanes aparece como un conservador de la esencia. Progresistas o conservadores, "todo depende del tema que esté sobre la mesa", aseguran los expertos.Lo que no está tan claro es que el nuevo secretario ejerza también de portavoz. La actuación de Sánchez ha sido criticada desde algunos medios con influencia en la jerarquía. La opinión de que estas funciones las haría mejor un profesional que un obispo podría imponerse. Se acusa a Sánchez de haber expresado opiniones que han sido percibidas como si provinieran del colectivo de los obispos, creando confusión sobre la postura oficial. No siempre el secretario de la Conferencia ha sido también su portavoz. Sectores eclesiásticos apuntan a que el alto nivel de protagonismo de Sánchez en los últimos años se debe al bajo nivel asumido por Yanes, a quien todos califican de "intelectual" y de amante de la filosofía y poco amante de la vida pública.
Pero, pese a la discreción extrema y la prudencia obsesiva que caracteriza por lo general a los obispos, los dos candidatos antes citados han dado algunas muestras públicas de su talante. El obispo de Teruel, Antonio Algora, ha protagonizado incidentes de todo tipo con quienes han intentado utilizar propiedades de la Iglesia para fines no religiosos. Espectacular fue su enfrentamiento con el director de cine Manuel Lombardero, a quien impidió rodar una escena de En brazos de la mujer madura, concretamente una romería en la ermita de la Virgen del Cid, en Iglesuela. Recientemente ha protagonizado otra polémica con el Gobierno conservador de Aragón, al que ha negado repetidas veces el uso de propiedades eclesiásticas para celebrar el día de San Jorge, patrón de la comunidad, alegando que hay que respetar la sensibilidad religiosa del pueblo cristiano y la identidad y función de los templos dedicados al público".
El obispo Reig, por su parte, ha mantenido posturas de auténtico equilibrista en la batalla lingüística de la Comunidad Valenciana. Fue nombrado personalmente por el presidente de la Generalitat, Eduardo Zaplana, miembro del Consejo Valenciano de Cultura, que supuestamente debe dictaminar sobre el conflicto. Pero poco después se negó a aceptar el cargo, alegando no haber sido consultado, lo que al parecer era cierto, aunque también lo era que desde el PP se le nombró considerándole ideológicamente afín. Cercano al arzobispo de Valencia, considerado "un príncipe de hierro del conservadurismo", quienes le conocen aseguran que tiene aspiraciones y no quiere ser identificado con bandería alguna.
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