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Blair está dispuesto a ir a Belfast para impulsar un acuerdo en la hora final del diálogo de paz

El primer ministro británico, Tony Blair, aguardaba esta madrugada una señal de sus emisarios en Irlanda del Norte para volar a Belfast y apoyar personalmente el proceso de paz. Downing Street reiteró, que Blair está dispuesto a "hacer todo lo que sea necesario" para apuntalar el proyecto, que podría producir un histórico acuerdo entre protestantes probritánicos y católicos nacionalistas en las próximas 48 horas. Aunque en Londres y Dublín se mantenía anoche el optimismo, las escuetas señales que emergían esta madrugada de Stormont (al este de Belfast, donde se celebran las negociaciones) eran más cautas.

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Poco después de la medianoche (una de la madrugada hora española), George Mitchell, ex senador norteamericano que preside las negociaciones, distribuyó el largamente esperado borrador de acuerdo para estudio de las delegaciones de protestantes probritánicos y de sus antagonistas católicos republicanos. Según la televisión británica, el borrador, retocado durante una maratoniana sesión de 14 horas, consta de por lo menos 40 páginas. Al cierre de esta edición, ninguno de los actores del conflicto había emitido juicio alguno sobre el proyecto. Pero se da por seguro que causará nuevas discusiones. Horas antes, los unionistas y los delegados del Partido Social Demócrata y Laborista (SDLP) mantenían posiciones diametralmente opuestas en torno a cuestiones constitucionales clave para un entendimiento. Según fuentes políticas, en las próximas horas se espera un fuerte debate sobre el futuro papel y jurisdicción de la propuesta asamblea legislativa para el Norte de Irlanda.Esta madrugada, los dos principales partidos de protestantes y católicos permanecían atascados en una nueva y grave disputa que impidió la anunciada divulgación del borrador de acuerdo. Los protestantes probritánicos del Partido Unionista del Ulster (UUP) y el Partido Social Demócrata y Laborista (SDLP) fracasaron en su intento por superar diferencias en torno a cuestiones clave, incluyendo las futuras funciones de la proyectada Asamblea Legislativa.

"Dificultades inamovibles"

La presentación del borrador debía haberse cumplido horas antes, pero sufrió un retraso a raíz de lo que portavoces unionistas describieron como "dificultades inarnovibles". Una fuente del Sinn Fein, el brazo político del Ejército Republicano Irlandés (IRA), admitió que persisten "profundas diferencias" en la mesa de negociación.El retraso no alteró el clima de optimismo oficial que se respira en Londres y Dublín, cuyos Gobiernos patrocinan el proceso abierto hace 21 meses. David Andrews, el ministro irlandés de Asuntos Exteriores, propuso "un pacto de silencio" a todos los participantes a fin de proteger el borrador de acuerdo de interpretaciones apresuradas y erróneas. El silencio, dijo, "ciertamente mejorará las posibilidades de lograr un acuerdo el jueves".

Ése es el día que Londres, Dublín y el intermediario George Mitchell se han fijado para aprobar el más ambicioso plan de paz para el Ulster desde el estallido de la violencia en 1969.

Fuentes próximas a las negociaciones confirmaron que los unionistas y nacionalistas permanecen atrincherados en posiciones diametralmente contrarias con respecto a la estructura de la nueva asamblea legislativa para el Norte de Irlanda y la creación de organismos conjuntos con jurisdicción tanto en la república como en el Ulster bajo control británico. Mitchell se abstuvo de comentar informes de que las conversaciones, tras dos días de optimismo, podrían estar al borde de una crisis. La mayoría protestante insiste en mantener el poder en el Ulster y ve con mucho recelo la idea de nuevos organismos que, a su juicio, representarían los primeros pasos hacia una reunificación de la isla dividida en 1920. Los nacionalistas católicos, que son minoría en el Ulster, pero mayoría en la República de Irlanda, juran que jamás renunciarán a su anhelo de unificación ni al rechazo al control británico en el norte.

Jeffrey Donaldson, representante de los protestantes del Partido Unionista del Ulster, añadió énfasis al recelo manifestado por su jefe, David Trimble, al declarar: "Nunca firmaremos un documento que debilite fundamentalmente la posición de Irlanda del Norte en el Reino Unido". Ese tipo de posturas hacen temer una postergación indefinida, con el riesgo de que facciones extremistas intenten torpedear el proyecto con actos de violencia durante las festividades de Semana Santa. Fue precisamente durante la Pascua de 1969 cuando el IRA irrumpió violentamente en la escena irlandesa con motivo de las celebraciones del alzamiento nacionalista de 1916 en Dublín.

Ronnie Flanagan, el jefe de la policía británica en el Ulster, advirtió de ese riesgo afirmando que elementos radicalizados del IRA y contrarios a la tregua decretada en julio pasado, podrían tratar de paralizar el proceso con una serie de atentados.

Entretanto, el primer ministro irlandés, Bertie Ahern, se vio ayer obligado a postergar una reunión crucial con David Trimble tras conocer la noticia del fallecimiento de su madre, que será sepultada en Dublín hoy.

Fiel al espíritu optimista de Londres, la ministra británica para Irlanda del Norte, Mo Mowlam, aseguró que existe una solución al alcance de la mano. "Tenemos por delante una semana bastante atareada, pero estoy segura de que será productiva", declaró la ministra. Trimble respondió: "Es tonto hacer pronósticos. Nadie puede predecir el futuro".

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