Matrimonio homosexual

Nos sorprende la militancia antimatrimonio homosexual de la que hace gala el señor Pedro García Rico en su carta publicada en este mismo periódico. Además, nos irrita el vacío de razonamientos que contiene su texto. Habla (citando siempre a una tal Janet Daley) de que el matrimonio entre personas del mismo sexo dejaría a la institución matrimonial moralmente inútil. ¿Por qué, nos preguntamos, aceptar y proteger jurídicamente las relaciones de afecto y convivencia entre personas puede vaciar de contenido al matrimonio? ¿Qué diferencia, en esencia, a un matrimonio heterosexual de uno homosexual? ¿Que el primero puede procrear? Unos lo hacen y otros no, y no por ello se les restringen los derechos a estos últimos. También algunas parejas gay y, sobre todo, lesbianas tienen hijos. Los métodos para obtener esos hijos tampoco se controlan en las parejas heterosexuales.Cita el peligro de igualar cualquier relación entre dos personas con el matrimonio. Nadie habla (salvo el PP en su peregrino proyecto de ley de contratos civiles) de "cualquier relación", sino de una relación sentimental, erótica, de apoyo mutuo y proyecto de futuro, exactamente igual a la de las heterosexuales, pero con diferente proporción de genitales.

Al final, acusa a las parejas homosexuales de querer obligar a la sociedad a renunciar a sus valores por su inconformismo. Allí le damos la razón. Si los valores de una sociedad son injustos, discriminatorios y atentan profundamente contra los derechos humanos, bienvenido sea el inconformismo. Esa sociedad debe cambiar.-