Letras de oro
Pujas de hasta once millones de pesetas en una subasta de libros Junto al Retiro
Un primer piso de la calle de Lagasca. Decenas de personas, con aspecto estudioso, han tomado asiento en la alargada sala de cuyas paredes cuelgan añosos lienzos. En el frente, una tarima donde una joven provista de un mallete se apresta a someter a subasta más de cuatrocientos libros, cartas, documentos, carteles y partituras musicales de interés singular. A su derecha, un joven exhibe los textos que van a sufrir la puja ante los asistentes; a su izquierda, otra mujer habla por los que ya antes han hecho sus ofertas. Dos hombres más atienden las pujas realizadas por teléfono.Por los atriles comienzan a desfilar las obras subastadas. El primer libro cuyo precio de salida, 3.000 pesetas, trepa hasta el doble de su valor es un ejemplar de la primera edición de Personas, obras y cosas, de José Ortega y Gasset. Lleva un índice manuscrito, está encuadernado en tela y data del año 1916. Brotan luego raros textos de Unamuno, Marañón, Concepción Arenal, Galdós... La historia de la literatura corre veloz hacia atrás: una edición en tejuelo y herrajes dorados de Garci Lasso de la Vega, se yergue desde un precio de salida de medio millón de pesetas. Data de 1626, un siglo después de la muerte del soldado-poeta en el asalto a Fréjus. Nadie osa pujar.
La subasta discurre velozmente. Las cifras de salida se alzan hasta 1.200.000 pesetas. Los asistentes, en su mayoría bibliófilos, experimentan un frenesí indescriptible. "Hay poco mercado para los incunables", se lamenta el extremeño Antolín Carrero, que recibe con exclamaciones los libros subastados. Al poco, salen a la venta decenas de partituras manuscritas de salmantino Tomás Bretón, señaladamente, La verbena de la Paloma. Su precio: 9.000.000 pesetas. Alguien acaba de ofrecer medio millón más. Entonces, de las primeras filas de la sala surge la sorpresa. "El Estado ejerce su derecho de retracto". La obra acaba de ser adquirida, por el Estado. ¿Quién es el Estado? Una mujer, Mercedes Dexeus, natural de Barcelona, responsable del Patrimonio Bibliográfico de la Biblioteca Nacional desde hace 14 años. Representa a la ministra de Cultura. Su palabra es, aquí, ley. José Ramón Gutiérrez, del Ayuntamiento ovetense, quería adquirir la partitura Oviedo, de Bretón. "También yo soy institución pública", se queja amargamente.
Surge la joya de la noche, una edición de poemas dramáticos prelopistas hasta hoy desconocida, Tragedia aúrea llamada Josephina... de Micael de Carvajal, en gótico castellano. Es de 1545. Su precio, 11.000.000 pesetas. Alguien desconocido, se brinda desde el teléfono a cubrir la oferta.
Soprendentemente, el Estado calla. "Yo no soy el mercado", dice Dexeus. Fin de la subasta.
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