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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Caos e inseguridad

UN INFORME de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) relega a los aeropuertos españoles de Madrid, Barcelona y Palma de Mallorca -junto con los de Portugal y Grecia- a los peores niveles de seguridad entre las 34 terminales europeas revisadas. Las deficiencias que justifican esa calificación son de extrema gravedad: falta de compartimentación en las terminales, cableado eléctrico en los falsos techos, pasillos de exasperante longitud sin salidas de emergencia, paneles indicadores escasos, deficiencias de evacuación...La iniciativa de la OCU está justificada por las terribles consecuencias que tuvo el incendio en el aeropuerto alemán de Düsseldorf en abril de 1996, que causó 17 muertes. No es extraño, pues, que sea el reconstruido aeropuerto de esta ciudad alemana el que, junto con el de Estocolmo, reciban las mejores calificaciones en cuanto la seguridad contraincendios, organización y evacuación; mientras que el de Lisboa es el que mayores riesgos presenta para la seguridad de los viajeros.

Sin entrar en polémicas por los detalles, las conclusiones del examen resultan bastante verosímiles para los usuarios del transporte aéreo en, España. Si el aeropuerto de Barajas -el de Palma es muy similar en su distribución- presenta notables carencias de organización ya en el discurrir cotidiano de su actividad, es de temer que pueda convertirse en una auténtica trampa mortal cuando se desate una crisis grave, como un incendio o un accidente. Basta comprobar la caótica situación en que quedan sumidos los aeropuertos españoles cuando hay una huelga de pilotos o controladores, o simplemente se acumulan los retrasos, para entender que las deficiencias detectadas en el informe son un toque de atención que debe tenerse en cuenta.

La respuesta del organismo público que controla los aeropuertos, AENA, ha sido rápida, pero insuficiente. Su afirmación de que los 40 aeropuertos que están bajo su control disponen de "planes de emergencia acordes con la normativa española y las directrices de los organismos internacionales" no aclara si los fallos de seguridad expuestos por la OCU son ciertos o inciertos; parece simplemente una contestación burocrática a una preocupación candente. El inquietante examen de la OCU debería servir de motivo de reflexión para los responsables de AENA, y, por supuesto, de acicate para una comprobación exhaustiva de los fallos detectados por la OCU. Las conclusiones de esa comprobación y, si cabe, de las medidas que se han tomado para corregir las deficiencias deberían darse a conocer de forma inmediata a la opinión pública.

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