" O la aeronáutica se reestructura o desaparecerá"
La industria aeronáutica europea debe aprovechar la buena coyuntura actual para reestructurarse. De no hacerlo, corre el riesgo de no sobrevivir a la próxima fase de recesión, en opinión de Norbert Lammert, el coordinador gubernamental del sector aeroespacial de Alemania. En esta entrevista, Lammert advierte que la buena cartera de pedidos del consorcio Airbus hace que algunos de los participantes en el proyecto no perciban que deben actuar urgentemente para poder mantener o incluso mejorar la posición en el mercado de Airbus frente a Boeing.Sobre la creación de puestos de trabajo, Lammert es más bien precavido. La reestructuración en sí misma "no creará más empleo", aunque la mejora de la capacidad competitiva puede ayudar a ampliar el mercado, con las consiguientes repercusiones en el empleo.
En todo, caso, el "camino más seguro" para perder puestos de trabajo es dejar la industria como está actualmente "Hubo años difíciles en el pasado y habrá que contar con años difíciles también en el futuro", afirma Lammert, que califica de "brillante" la coyuntura actual del sector y recomienda "no entrar en la nueva fase de recesión del mercado con las viejas estructuras".
"Debemos aprovechar la buena coyuntura e impulsar ahora la reestructuración", añade, "porque, de lo contrario, corremos el peligro de no sobrevivir a la próxima fase de recesión". Cuatro empresas europeas -la DASA alemana, British Aerospace, la francesa Aerospatiale y la española CASA- presentaron ayer a los Gobiernos de Alemania, Reino Unido y Francia sus planes para la reestructuración de la industria espacial europea sobre la base del consorcio Airbus, del que todas son socias. Uno de los problemas por resolver es si lo reestructuración será un proceso prolongado o una decisión única, señala Lammert. Si se llega a un acuerdo, puntualiza el funcionario, ponerlo en práctica puede durar un mínimo de un año.
Problemática es la diferencia de posiciones de las empresas involucradas. La francesa Aerospatiale es estatal, y British Aerospace, al igual que DASA, son sociedades en manos de accionistas privados. Lammert señala que en los últimos meses se ha llegado a tres condiciones de colaboración mínimas:
1. Ninguna de las empresas debe tener una participación mayoritaria en la nueva compañía.
2. La índole estatal o privada de la propiedad de los socios en cada país no implica diferentes derechos legales.
3. La nueva empresa debe comportarse como tal; es decir, tener una gestión responsable y decidir de forma independiente sobre el tipo de producción, su asentamiento, la plantilla y su reclutamiento.
La empresa española CASA, que, con un 4,2%, es socia de Airbus, fue dejada inicialmente fuera de la reestructuración de la industria aeronáutica europea y ello molestó al Gobierno español. Lammert insiste en que el encargo de los tres Gobiernos europeos era sólo el principio de un proceso abierto, pero los expertos creen que las empresas participantes en el núcleo inicial determinarán la configuración futura del proyecto.
Todo indica que la lista de los elegidos estaba deliberadamente restringida. Lammert opina que la reestructuración de la industria aeronáutica no es posible sin el trío DASA-Aerospatiale-British Aerospace, pero el proceso no concluye con el acuerdo de los tres elegidos. "Es evidente que, con tres participantes, el proceso de unidad es ya extraordinariamente complicado y las consultas son duras". Y ello se complicará aún más con cada nuevo participante.
En lo que al empleo se refiere, Lammert confia en que la industria aeronáutica podrá evitar los despidos masivos del pasado. En el terreno militar, espera que la demanda se estabilizará en el futuro a un nivel mucho más bajo que hace unos años. En el sector civil, Lammert piensa que la competencia entre Airbus y Boeing no se ha "agotado" aún. "Sin cambios", asegura, "a Airbus le será muy difícil mantener su actual participación en el mercado".
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