La Universidad de Cruyff
El técnico holandés da nombre a una escuela que formará a los deportistas para cuando se retiren
No volverá a entrenar ni esta ni la próxima temporada. Pero Johan Cruyff, recuperado ya de su dolencia cardiaca, no pierde el tiempo. El ex técnico del Barça creó primero una fundación benéfica para promover el deporte entre los disminuidos fisicos y psíquicos y ayer sacó de la chistera su última idea: la de la International University Johan Cruyff, que pretende formar a los jóvenes en dirección y administración de empresas deportivas para que dispongan de un futuro mejor cuando cuelguen las botas o abandonen la raqueta. Los estudios, impartidos en un edificio de la Escuela Superior Universitaria (Eserp), de carácter privado, en Barcelona, empezarán a impartirse en octubre y tienen una duración de cuatro años.Pese a su pomposo nombre, la International Univerity Johan Cruyff, que funcionará también en facultades asociadas con Eserp en Belfast, Londres, Nueva York y el próximo año en Madrid, no tiene rango universitario. "La norma no prohíbe que se denomine así. El título ha sido homologado por el Departamento de Educación de la Generalitat. No perseguimos una oficialidad, sino dar salida a los deportistas. La Escuela luchará para que el título esté más reconocido", explicó ayer José Daniel Barquero, el futuro director del centro, ante un nutrido grupo de estudiantes que no pudieron por menos que vitorear a Cruyff cuando irrumpió en la sala. Y por si quedaban dudas del apoyo institucional, Marta Ferrusola, esposa de Jordi Pujol, presidente de la Generalitat, avaló la universidad sentándose al lado del holandés. "Es un proyecto muy positivo y atractivo. Todo ha sido idea de Cruyff, que es", dijo, mirándole y repitiéndolo hasta tres veces, "muy buena persona".
La iniciativa surgió en 1995, poco antes de su despido del Barça, cuando Cruyff acudió a estas escuelas privadas a ofrecer una charla sobre relaciones públicas. Fue allí donde vio cómo se podía articular una idea que llevaba meditando desde hacía tiempo: evitar que los deportistas acaben en la nada cuando sus músculos piden la jubilación. "A mí me pasó. Cuando tienes 16 años, puedes optar entre los estudios y el deporte. Y muchos se inclinan por lo último. Algunos llegan a lo más alto, pero la mayoría, tras seis o siete años, despiertan y ven que no tienen nada. Creen que han fallado en la vida".
Salvo en el caso, de Estados Unidos, Cruyff cree que Europa y el resto del mundo no han sabido compaginar la profesionalización del deporte y los libros. Al margen de dar una formación, pretende que estos nuevos especialistas vivan después del mundo que conocen y eleven de paso el listón en la dirección de entidades deportivas. "No es un caso único en España. En Holanda o Inglaterra, también sufren problemas para encontrar un gerente que pueda regir con conocimiento de causa un club de golf", dijo.
Los alumnos no se agotarán. Sólo pasarán dos horas en clase y deberán llevarse deberes a casa. "Es el método inglés, que tiende más a acoplarse a las necesidades del estudiante", dijo el director. Los cursos abarcarán clases desde marketing, relaciones públicas, informática, contabilidad, derecho, inglés y hasta periodismo deportivo. "No para competir con nadie", aclaró Cruyff. "Pero sí para que los alumnos sepan desenvolverse ante los micrófonos. Cada vez hay más casos de ex deportistas, como Bakero o Michel [ambos comentaristas de TVE], que al retirarse se involucran en el periodismo".
Su nombre pesa. Cruyff ha conseguido que tres multinacionales (las holandesas Philips y KLM) y la norteamericana Nike promocionen el proyecto. "Aquí todos disfrutamos de los jóvenes valores y luego nos olvidamos de ellos. La obligación moral es más importante que vender una bota, un vídeo o un pasaje más". La matrícula del curso, que se abrió el día 3, asciende a 250.000 pesetas. No se sabe cuántas personas se han inscrito. Barquero aseguró que los 18.000 folletos informativos se han agotado.
Con pocas ganas de hablar del Barça -no quiso opinar de la triste salida de Stoichkov-, Cruyff aclaró que aquí no hay cebo alguno. "Yo no daré clases. No soy profesor. No es lo mío", dijo tras responder a la pregunta de si veía necesario que el presidente del Barcelona se matriculara en el centro. Puede que no dé clases, pero sí firmará los títulos. Y sin trampas, avisó.
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