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El PP y sus socios impiden que Cascos hable en el Congreso sobre la conspiración

Total: que ni se muere padre ni cenamos. El Gobierno dice con una mano que Francisco Álvarez Cascos está dispuesto a dar explicaciones sobre la conspiración que denunció el ex director de Abc Luis María Anson, y con la mano parlamentaria de su grupo y la ayuda de sus socios nacionalistas responde a socialistas, IU y Grupo mixto que le parece "desproporcionada" una comparecencia del vicepresidente del Gobierno ante el Pleno del Congreso para explicar si el Ejecutivo tiene algún compromiso contraído tras la reunión que Alvarez Cascos mantuvo en el despacho del director de El Mundo, Pedro J. Ramírez, con José Amedo y su abogado allá por diciembre de 1994.

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Rosa Aguilar, en nombre de IU, está segura de que el Gobierno ha dado órdenes estrictas a su grupo para evitar "el mal trago" a Alvarez Cascos y asegura que el grupo popular, siguiendo instrucciones, hizo que los grupos nacionalistas actuaran ayer "a toque de corneta" para que la Junta de Portavoces rechazase la petición de los grupos opositores de izquierda.El guirigay general es formidable. El portavoz del Gobierno, Miguel Angel Rodríguez, dijo el viernes pasado que donde quieran y cuando quieran. Eso sí, se permitió recomendar que en el debate estuviesen presentes Felipe González y José Barrionuevo. Ayer por la mañana, el portavoz popular en el Congreso, Luis de Grandes, se desmarcó y dijo que no es quién para interpretar al portavoz del Gobierno, que su grupo considera excesiva la pretensión de una comparecencia en pleno, que el asunto no tiene tal trascendencia, pero al mismo tiempo sorprendió a la concurrencia al insistir en que "el Gobierno ha dicho que no tiene nada que ocultar y que, en el fondo, no sólo no tendría inconveniente sino que le perjudica el silencio".

Pero De Grandes deslizó un matiz de alta significación política: "Yo quiero que sea el Ejecutivo quien se pronuncie cuando quiera sobre esta cuestión en el tiempo y la forma que decida". Es decir, en román paladino: el Gobierno ordena y manda.

Sorpresa espectacular

Aunque la sorpresa espectacular la protagonizó CiU. Hace dos semanas apoyó que se rechazase una pregunta del socialista Joaquín, Leguina sobre la reunión de Álvarez Cascos en el despacho de Ramírez. Entendían que se indagaba sobre la actividad de un diputado mientras era miembro de la oposición y sugirieron a los socialistas que reformulasen la cuestión, dando a entender -así lo aceptó la mayoría de quienes les escucharon- que con ese nuevo planteamiento no pondrían objeciones a la presencia de Álvarez Cascos.Ayer votaron contra su comparecencia y Joaquín Molins, portavoz del grupo parlamentario catalán en el Congreso de los Diputados, mantuvo un singular diálogo con los informadores para explicar que ellos no apoyan la comparecencia porque no estarán nunca "en la bronca por la bronca" y porque, además, ya saben de sobra lo que ocurrió en 1994.

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Molins agregó, incluso, que su posición respecto a las actitudes del PP en la oposición no ha variado y que la critican, pero se encerró en insistir que la presencia de Alvarez Cascos en el pleno sólo serviría para atizar la crispación política sin mayores resultados.

En privado, los catalanes admiten que ellos ya saben lo que ocurrió, porque el propio Cascos lo ha dicho, aunque niegan que hayan recibido información expresa de sus socios populares sobre aquellos acontecimientos.

Miedo, zozobra y vértigo

Y entretanto, socialistas e Izquierda Unida truenan contra el Gobierno, contra el Grupo Popular y contra sus socios nacionalistas. Juan Manuel Eguiagaray, portavoz socialista, no duda de que Álvarez Cascos tiene "muchas cosas que ocultar" y ve en la actitud del Gobierno "inseguridad, miedo, zozobra y vértigo". Por supuesto piensa que su iniciativa no es desproporcionada porque se trata "de un asunto muy grave".Rosa Aguilar, como portavoz de Izquierda Unida, no le fue a la zaga y calificó lo ocurrido de "bochornoso", sin recatarse en -asegurar que el portavoz del Gobierno, Miguel Ángel Rodríguez, "ha mentido a la ciudadanía", porque le parece "impresentable" que el viernes dijese "que Cascos está dispuesto a comparecer y que, a la hora de la verdad, sea una falsedad".

Y a todo esto, el principal implicado, es decir, el vicepresidente primero del Gobierno, primero adopta un aire franciscano y dice muy solemne: "Soy un ministro respetuoso con las declaraciones del Parlamento" para explicar que no acudirá al hemiciclo. Inmediatamente después, y al preguntarle si teme algo como dice la oposición, Álvarez Cascos saca pecho: "Ya se ve el miedo que tengo aquí".

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