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Dos aparejadores y un jefe de obras, condenados por la muerte de un obrero

El obrero Bautista García Fernández, de 61 años, se mató en septiembre de 1994 tras caer desde el andamio sobre el que limpiaba unos relieves de la fachada del Banco Central Hispano, en la calle de Alcalá. Dos arquitectos técnicos y el jefe de la obra han sido condenados ahora "por imprudencia" a pagar una multa de 100.000 pesetas cada uno y a indemnizar con 16 millones a la familia del fallecido.

Los condenados son los arquitectos técnicos Guillermo Gómez y Antonio García Panero, y el jefe de obras Francisco Pérez Valverde.Aunque gran parte de la culpa del mortal accidente fue del propio operarlo, los directivos de la obra tenían la obligación legal de velar por su seguridad, según una sentencia de la Audiencia de Madrid. La ley incluso les faculta para paralizar la obra si observan que en ella se incumplen las medidas de seguridad, según la sentencia.

La víctima, a la altura de un sexto piso, rociaba agua con una manguera a presión sobre unos relieves de la fachada del citado edificio bancario. Tres días antes, y por su cuenta, el obrero añadió una especie de tarima sobre el andamio reglamentario que existía en la obra con el fin de poder limpiar las figuras más distantes. Entre la tarima y la fachada del edificio había un hueco, carente de la preceptiva "red de seguridad". Además, la tarima adolecía "de barandillas, plintos y barra horizontal", explica la sentencia. Sobre las once de la mañana del 16 de septiembre de 1994, el obrero "perdió el equilibrio y cayó al vacío". En ese momento tampoco Ilevaba el obligado casco ni el cinturón de seguridad debidamente enganchado a un punto de anclaje". Murió en el acto. Dejó viuda y una hija.

Los tres condenados "conocían y consintieron la utilización por parte de Bautista García de la tarima o plataforma añadidas, sin que en ningún momento ordenasen la retirada inmediata del trabajador de ese lugar". Así lo indicó el juzgado de primera instancia que juzgó por primera vez este caso, y que condenó a 100.000 pesetas de multa a cada uno de estos tres directivos.

Los condenados recurrieron la sentencia ante la Audiencia de Madrid. "El andamio estaba instalado con arreglo a la vigente normativa, y el desencadenante del siniestro fue la ampliación irregular del andamio por iniciativa del propio obrero", subrayaron los condenados ante el tribunal.

Es cierto que el trabajador, al ampliar irregularmente el andamio", les contesta el tribunal, "generó un riesgo para su vida". No obstante, "su ilícita conducta debió ser neutralizada al momento por sus superiores ( ... )".

Los arquitectos argumentaron que ellos no vieron al trabajador añadir la tarima al andamio. "Aunque así fuera", argumenta la Audiencia, "ellos no excluyen su responsabilidad penal, pues su obligación era controlar y vigilar la obra [la tarima llevaba colocada tres días]".

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