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Chirac condena los pactos con el FN y los culpa del "hundimiento de la imagen de Francia"

Jacques Chirac desaprobó ayer los acuerdos con el Frente Nacional (FN), formación que tachó de "racista y xenófoba" en una declaración televisada en la que mostró su inquietud ante el riesgo de "hundimiento de Francia, de sus valores y su imagen". En tono severo, desde una posición aparentemente equidistante, el presidente francés recriminó tanto a la derecha que colabora con el FN como a la izquierda, a la que reprochó haber "echado gasolina al fuego". Chirac anunció que va a convocar a los líderes de los partidos para analizar la situación y establecer un juicio que expondrá a la ciudadanía.

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El presidente, descolocado

Las palabras de Chirac suscitaron reacciones de "agradecimiento" entre los líderes de la derecha y una actitud de mayor reserva en los partidos de izquierda. La derecha republicana no cedió ayer a la tentación de reeditar los pactos con el Frente Nacional para arrebatar a la izquierda las presidencias de las regiones en las que ésta dispone de mayoría relativa. Tras la contundente victoria cosechada por la coalición de izquierdas en los comicios cantonales del domingo -obtuvo el 47,32% frente al 44,77% de la derecha- y la escandalizada reacción de la opinión pública, los consejeros de la Unión para la República (RPR) y de la Unión Democrática Francesa (UDF) de las cinco regiones en litigio recogieron velas y se plegaron a la disciplina de sus direcciones. Los presidentes regionales de Midi-Pirineos, Marc Censi, y de Alta Normandía, Jean-Paul Gauzes, ambos elegidos con votos del FN, presentaron su dimisión en señal de protesta.Ciertamente, el burdo chantaje planteado públicamente por el FN -que reclamaba la presidencia de Provenza-Alpes-Costa Azul para su líder Jean-Marie Le Pen a cambio de su apoyo en Île de France y el resto de las regiones en disputa-, no les facilitaba precisamente una salida honorable. Por si acaso, cientos de manifestantes siguieron el curso de las reiteradas votaciones forzadas en Marsella y otro tanto hicieron en París dos millares de estudiantes.

La presidencia de la Provenza-Alpes-Costa Azul, feudo de la extrema derecha, cayó finalmente del lado de los socialistas, después de una sesión tormentosa que ilustra hasta qué punto el odio y el clima de enfrentamiento se ha instalado en la política francesa. Pese a su derrota y su incapacidad para hacerse con el control de un partido que hace aguas por todas partes, el presidente de la UDF, Frangois Léotard, se labró ayer un imagen de honestidad, en marcado contraste con el juego desplegado por algunos de sus compañeros de la dirección.

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