Asisa
El día 10 de diciembre de 1996 falleció mi marido, con 42 años, en la Clínica de la Moncloa, en Madrid. Ingresó el viernes 29 de noviembre de 1996 con un infarto isquémico cerebral agudo.Durante este periodo, los fines de semana no fue visitado por ningún médico de dicho hospital. El día 5 de diciembre de 1996 tuvo que ser trasladado en ambulancia a la clínica Cinca para realizarle una gaminagrafía pulmonar, y el resultado de dicha prueba no fue remitido al hospital, sino que hubo que recogerlo. Los días 6, 7 y 8 de diciembre, ningún médico le visitó. El lunes 9 deciden ponerle un catéter en la vena cava y le trasladaron en ambulancia a la clínica de San Camilo. Ese mismo día, antes de tener conocimiento del traslado, presenté una reclamación escrita en el hospital de la Moncloa porque no disponían de ningún especialista, neurólogos, neumólogos..., ni siquiera en la planta de oncología había un oncólogo los fines de semana.
Tras su fallecimiento, recibí la respuesta del hospital diciendo:
"Nuestro equipo de medicina interna está perfectamente capacitado para atender accidentes cerebro-vasculares. Por tanto, creemos que no es imprescindible contactar con un neurólogo en estos casos".
''Los médicos que tienen bajo su responsabilidad a enfermos ingresados en la Clínica de la Moncloa tienen la facultad, sin ningún tipo de limitaciones, de solicitar partes de interconsulta a otros médicos del cuadro de Asisa cuando estimen oportuno. Por tanto, siempre es posible consultar con un neurólogo, o cualquier otro especialista, aunque no formen parte del equipo de médicos de la clínica".
Envié escrito de queja a la directiva provincial de Muface de Madrid, y la señora directora me contestó que la Clínica de la Moncloa dispone de todos los "medios técnicos y humanos" para atender las patologías de los pacientes que se encuentran allí ingresados.
En la campaña publicitaria de Asisa en televisión, tanto el año pasado como el actual, sale la imagen del hospital de la Moncloa y el eslogan publicitario dice: "Ojalá no existiera el cáncer ni el sida, y ojalá nunca nos necesites". Tengo que reconocer que dice bastante más que la respuesta de la señora directora provincial de Madrid-
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