Lecciones de Aubry
"El asunto de las 35 horas debe permitir a los empresarios desestabilizar a Jospin"; "hay que acosar, valiéndose de todos los medios, a los responsables políticos para que tengan conciencia de lo que significan las 35 horas". Con estas palabras se estrenó el nuevo patrón de patronos francés Seilliere. Tres meses después, el resultado de su acción ha sido el crecimiento de la izquierda plural en las elecciones regionales y el hundimiento moral de la derecha republicana al pactar en varios consejos con los fascistas de Le Pen.Evocando esta reacción se presentó el pasado lunes en Madrid, en la Fundación Alternativas, la ministra francesa de Empleo y Solidaridad, Martine Aubry. Aubry participa en los trabajos de la Fundación Progreso Global, que preside Felipe González, para la renovación ideológica de la Internacional Socialista. La ministra, que insistió en que ese ambiente de acoso patronal había sido contraproducente para los intereses de la derecha en los comicios, marcó la agenda de su acción de gobierno. Varios comentarios complementarios dieron paso a la explicación de las medidas que el equipo de Jospin ha tomado en los últimos meses: "El G-7 ya se ha convencido de que el paro es un problema económico, de eficacia, no sólo de cohesión social''; "la izquierda ha reconciliado a los franceses con la empresa"; "lo que distingue a la izquierda de la derecha en estos tiempos es el reparto de la prosperidad y el interés por acabar con la exclusión y el paro".
En primer lugar, desarrolló la idea de cambiar subsidios de desempleo por puestos de trabajo, buscando nichos de empleo: hay oficios que no pueden ser organizados por el mercado ni por el Estado; son nuevas actividades con contratos de cinco años. Cuando finalice ese periodo, los beneficiarios deberán haber demostrado a la sociedad la necesidad de esos oficios, para que continúen existiendo.
Martine Aubry se extendió mucho sobre la jornada semanal de 35 horas, sin ninguna rigidez: "No es la única respuesta al paro"; "no es seguro lo que va a pasar: la izquierda y la derecha nos hemos equivocado con el paro y podemos seguir equivocándonos: hemos esperado la vuelta del crecimiento económico para que lo arreglase y no es así; con un crecimiento del 3% disminuimos la cifra del paro en 60.000, 80.000 personas al año, pero apenas movemos los tres millones de desempleados"; "lo hemos aprobado por ley porque hubiéramos tardado 70 años en generalizar la medida de forma voluntaria en las empresas, y los jóvenes y la sociedad no pueden esperar 70 años". A la pregunta de si recomendaría para España una ley similar, Aubry respondió que no existen recetas universales y que dependería de la correlación de fuerzas en la sociedad española.
Para la líder socialista, tan importante como las 35 horas es organizar el tiempo de trabajo durante toda la vida: cómo entrar en el sistema; cómo salir; los años sabáticos; la formación; el trabajo a tiempo parcial; las prejubilaciones. "Existe suficiente flexibilidad en la economía; de lo que se trata es de combinar la mayor flexibilidad para el empresario con la mayor seguridad para el trabajador". Y se detuvo especialmente en el desempleo de larga duración, como antesala de la exclusión: "No sólo se trata de un paro extenso, sino que rompe a las personas, las hace perder su confianza como ciudadanos. Es obligatorio quebrar la exclusión".
La ministra francesa considera que una sociedad liberal no regulada deja cada vez más ciudadanos fuera del sistema. El número de categorías de excluidos de la sociedad aumenta sin cesar: los sans papier, los sin domicilio, los sin cualificación, los sin ordenador, etcétera. Por ello, reiteró, que la exclusión es su "prioridad de prioridades".
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