Las dos caras de la fiesta

Son las dos caras de la fiesta de los toros. El Cordobés salía por la puerta grande mientras en la enfermería de la plaza era atendido el peón de José Antonio Canales Rivera, Ramón Alvarado. El matador también pasó por la enfermería de la plaza, que abandonó por su propio pie. A Ramón Alvarado lo atendió el doctor Gustavo Traver de una cornada en el gemelo de la pierna derecha. El desaguisado lo hizo el sexto, un manso que sacó el genio de la casta y que en una oleada se llevó por delante a Canales y a su peón.Por lo que hace al festejo, los toros de Joaquín Núñez, en general, dieron espectáculo y tuvieron movilidad y sacaron casta. Ortega Cano, en la que se supone es la despedida en Castellón, hizo una lucida faena por los dos pitones en su primero destacando dos series con la derecha. Mató de estocada algo trasera y después de una gran petición tuvo que dar dos vueltas al anillo. En el segundo no pasó de discreto y mató de un bajonazo infame.

El Cordobés se llevó los dos mejores toros de la corrida. Con las banderillas se desmonteraron El Pere y Pacheco. El Cordobés, en su primero, toreó en redondo con la derecha y hasta templó. Templanza que perdió cuando se fue hacia las gradas de sol a hacer espectáculo. Como matara con efectividad se llevó la primera oreja de la corrida. En el segundo la faena la basó en la derecha ya que por el pitón izquierdo el toro se quedaba corto. Después de dar tandas serias y de buena factura se fue de nuevo a sol a hacer lo que parece inevitable: el salto de la rana.

A Canales Rivera no le pudo tocar peor lote. Menos mal que pudo salir por su pie y contarlo.