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La razón de la fuerza

El presidente de Alto Karabaj cree que la mejor forma de mantener la paz es prepararse para la guerra

El principal argumento que tiene Arkadi Gukasián, presidente de la República de Alto Karabaj, sólo reconocida por ella misma, es el de la fuerza. En una entrevista coricedida en su despacho de Stepanakert, este antiguo periodista de 40 años recuerda que el suyo es "un ejército fuerte, con disciplina de hierro y preparado para defender la frontera".En cuanto al enemigo, no lo considera temible. Y no sólo por la experiencia de una guerra en la que los azerbaiyanos fueron derrotados en toda la línea, sino también por algunos datos que considera significativos: "Veintiún karabajíes fueron héroes de la Unión Soviética. Con una población infinitamente mayor, Azerbaiyán sólo tuvo uno. En las guerras, sus soldados no estaban en primera línea como los nuestros, sino en unidades de construcción o intendencia".

Según Gukasián, "puede que no suene mal la fórmula paz por territorios, pero sólo el hallazgo de un estatuto jurídico satisfactorio para Karabaj puede acabar con el conflicto". ¿Cuál podría ser ese estatuto? "Idealmente, la independencia", señala, "ya que permitiría estabilizar la situación y tener relaciones de buena vecindad con los azeríes". Pero no se cierra a otras posibilidades, siempre que "haya relaciones horizontales con Azerbaiyán, con derechos iguales, pero no subordinación vertical. Todo lo demás es negociable".

¿Todo? En realidad, no. Hay otros límites. "No se pueden devolver", precisa, "ni el corredor de Lachín [enlace con Armenia] ni la zona de KeIbajar, vitales para la seguridad del Alto Karabaj, pero estamos dispuestos a pagar un arrendamiento a largo plazo".

En cuanto a los colonos que se establecen en los territorios ocupados, admite que su número se acerca a los 10.000, la mayoría en el distrito de Lachín, y que no se irán sin librar batalla, sobre todo los refugiados procedentes de Azerbaiyán. Dice que estos últimos fueron medio millón, aunque se calla que sea o no la cifra exagerada, son aún más numerosos los azeríes que tuvieron que huir. La solución a este problema, indica, es la reciprocidad.

Gukasián dice con firmeza que roza la desfachatez que "el Alto Karabaj es la región más estable de todo el Cáucaso", pero no deja lugar a dudas de que, en su opi nión, esa supuesta estabilidad se basa en la superioridad militar armenia, a la que no está dispuesto a renunciar. "La vida nos demostró", señala, "que si somos fuertes la guerra será menos probable".

Si tiene miedo al rearme de Azerbaiyán gracias a los ingresos del petróleo, no lo demuestra. "No basta con comprar armas", dice. "Los soldados necesitan estímulos. ¿Y qué estímulos pueden tener los azeríes? ¿Expulsar a los armenios de la tierra en la que llevan viviendo siglos?". Él cree que David es más fuerte que Goliat. Se vio una vez en Judea, otra en Chechenia y otra en el Alto Karabaj. Y está seguro de que puede volver a ocurrir.

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