Mayoría cero

Si los resultados de las elecciones regionales francesas se tradujeran con arreglo a la realidad, la mitad de cada hemiciclo estaría vacía: en proporción al 42% de las abstenciones: son la mayoría relativa. Me conforta, porque soy del partido abstencionista durante las democracias; y del resistente o clandestino durante las dictaduras. Democracias: quiero decir este tipo de regímenes en los que las leyes electorales, las primas a las mayorías, el castigo a los partidos pequeños, los dominios de los secretarios generales y los "hombres fundamentales", las subvenciones económicas a las mayorías, la inamovilidad de la Constitución y la primacía del Estado, impiden que la voluntad popular impere, exaltan a los ricos, empobrecen a los pobres y aniquilan los pensamientos críticos. Y más razones: oscurecen el lenguaje político, atrapan los medios de expresión, reducen las asignaturas de pensamiento humanista, entregan la enseñanza a los suyos... No me importa reconocer que la abstención es baldía; pero al menos libera al individuo de sentirse comparsa. Si en Francia ha ganado la abstención, habrá que reconocer que el éxito de la izquierda plural es relativo, que la mediocridad de la derecha la castiga. Se deduce una voluntad de que el proceso que el Gobierno de Jospin inició es válido, la voluntad de reducir el paro es considerada y el esfuerzo internacional que ha sido primordial en cortar el ímpetu a una segunda guerra del Golfo se ha estimado.Pero no olvido que el 14% de los votos expresados van a favorecer al Frente Nacional, que es el fascismo, el racismo, la represión. Es una cifra importante. No soy tan insensato como para creer que entre los abstencionistas la voluntad es parecida a la mía, que desea una democracia real y no fingida: muchos quieren un régimen fuerte. En Francia se les ha visto asomar más de una vez. Cuando la ficción de democracia que estableció EE UU al terminar la guerra no pudo dominar algunas corrientes que se movían contra el imperialismo y la guerra fría, mismos democristianos se alzaron en armas: con los cuatro generales y los cinco coroneles siempre dispuestos, con los civiles Bidault y Soustelle. Tampoco hay que olvidar que la democracia se llama plural porque está en ella el partido comunista: el socialismo francés consiguió salir de la guerra fría, y el comunismo francés no se ha pasado a la derecha. Son algunas ventajas francesas sobre nosotros.