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"Tenemos grabadas sus caras"

Han pasado más de tres años desde aquel 21 de octubre de 1994, pero José Luis Villanova, una de las tres víctimas de las presuntas torturas en el cuartel de Colmenar Viejo, no ha olvidado aún las frías esposas que le colocaron al detenerle. "Yo nunca había tenido problemas con la policía ni con la Guardia Civil", recuerda. Aún no sabe cómo definir lo que ocurrió aquel día.En el pub Colors se organizó una gresca entre agentes de la Guardia Civil que se divertían en el local vestidos de paisano y José Luis y sus amigos Pedro y Cecilio. Se organizó un tumulto y tuvieron que intervenir dos policías municipales para imponer la paz.

Esa noche, en el cuartel de la Guardia Civil de Colmenar Viejo se ordenó una investigación que acabó, un día después, con Cecilio Rodríguez y Pedro Rodríguez trasladados al cuartelillo. José Luis llegó un día más tarde y de noche (23.30) a las mismas dependencias: "Estás allí metido, te están acusando de unas cosas que no has hecho, no sabes de qué te hablan...".

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Lo que sí permanece fresco en su memoria es el rostro de sus presuntos agresores. "Ha habido temporadas en las qué he conseguido olvidarme del caso en general, pero las caras de ellos las sigo teniendo grabadas".

José Luis está contento de que por fin se haya fijado la fecha del juicio contra los 14 guardias civiles acusados por la Fiscalía de Madrid de maltratarle, vejarle y humillarle a él, a Pedro Rodríguez y a Cecilio Rodríguez. Y confía en que la justicia actúe por igual contra todos los agentes. "Tanta culpa tuvieron los que nos pegaron como los que consintieron que lo hicieran", sentencia.

Cecillo Rodríguez, otra de las víctimas, coincide con José Luis en que tampoco a él se le han olvidado las caras. Pero confía menos en la justicia. "Creo que no les van a meter en la cárcel; al fin y al cabo son guardias civiles".

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Cicatrices psíquicas

Cuatro años después, José Luis no tiene cicatrices físicas, pero sí psíquicas. Desde que ocurrieron las presuntas agresiones sufre vértigo. Y se le han cerrado algunas puertas laborales por estar implicado en este caso.Pero éste no es el único problema que padece como consecuencia de aquel episodio de octubre de 1994. José Luis relata a este periódico que, de vez en cuando, todavía se encuentra una patrulla de la Guardia Civil apostada en la puerta de su casa. "No me dicen nada, pero veo cómo uno a otro le indica algo y luego me miran los dos". Las llamadas telefónicas sin respuesta a su domicilio familiar son también habituales, según afirma.José Luis Villanova contó a este periódico su calvario sólo 15 días" después de salir del cuartelillo de Colmenar Viejo, donde presuntamente le torturaron: "Unos ocho guardias civiles se turnaron para darme golpes. ( ... ) Me amenazaban con violar a mi madre, mi hermana y mi novia". Y recordó la figura del Doctor Tricornio: "Apareció un chico joven vestido con un albornoz azul abierto, bermudas negros, guantes de boxeo y un tricornio. Se escondía bastante y juraría que llevaba la cara tapada con algo blanco. Uno de los que estaban allí le llamaba Doctor Tricornio y me dijo que yo iba a besar el tricornio, mientras otro hacía la farsa para asustarme...".

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