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Una afección respiratoria obliga de nuevo a Yeltsin a cancelar todas sus actividades

El presidente ruso, Borís Yeltsin, tuvo que cancelar ayer todos sus compromisos por estar enfermo. Oficialmente, Yeltsin ha sufrido una "afección respiratoria aguda". El problema es que en Rusia nunca se sabe si se dice la verdad, sobre todo cuando se trata de la salud del presidente, quien hace poco más de un año fue operado del corazón. La nueva enfermedad de Yeltsin, que ayer influyó negativamente en la Bolsa rusa, se produce en un momento delicado, cuando los viceprimeros ministros reformistas se encuentran bajo el fuego de las críticas.

La "aguda afección respiratoria" que, según el servicio de prensa presidencial, sufre Yeltsin, le ha causado una "aguda laringotraquitis". Yeltsin, afónico, ha comenzado un "tratamiento antiinflamatorio" con administración de antibióticos. El presidente se encuentra en su residencia de Gorki-9, en los alrededores de Moscú, y allí festejará hoy en familia el cumpleaños de su esposa, Naína.Anatoli Chubáis, el primer vicejefe de Gobierno, que en ausencia del primer ministro y ante la enfermedad del presidente recibió ayer a un grupo de diputados alemanes, dijo al parlamentario Rudolf Seiters que Yeltsin se había resfriado el jueves y que había cancelado todas sus actividades por recomendación de los médicos. Serguéi Yastrzhembski, el secretario de prensa del presidente, señaló por su parte que por el momento no hay cambios en el programa de Yeltsin para la semana próxima. Entre las próximas actividades importantes se encuentra la cumbre de la Comunidad de Estados Independientes (CEI), que debe celebrarse en Moscú el jueves.

La última vez que Yeltsin estuvo enfermo fue en diciembre pasado, también con una "aguda afección respiratoria". En esa oportunidad el presidente fue internado en el sanatorio de Barvija, en las afueras de Moscú. Al cabo de dos semanas regresó al Kremlin por dos días antes de irse en unas vacaciones de dos semanas.

Esta nueva ausencia de Yeltsin ha causado preocupación tanto en los medios políticos como en los económicos, ya que a sus 67 años y con una operación de quíntuple puente cardiaco cualquier deterioro de su salud puede convertirse en un problema grave. Los mercados rusos reaccionaron rápidamente con una caída en la cotización de los bonos del Estado. La situación política en Rusia hoy no goza de gran estabilidad, principalmente debido a la débil posición de los primeros vicepresidentes de Gobierno, Anatoli Chubáis y Borís Nemtsov. Chubáis ha perdido influencia desde que el año pasado estalló un escándalo debido a unos excesivos honorarios que él y un grupo de sus colaboradores más cercanos recibieron oficialmente por haber escrito un libro no publicado sobre la historia de la privatización en Rusia. Esto motivó la caída de varios ministros, pero Yeltsin decidió no sacrificar a Chubáis entonces. Ahora la prensa augura el inminente nombramiento de Chubáis a la cabeza del monopolio de electricidad de Rusia, mientras los ataques contra él continúan. Borís Berezovski, el ex secretario del Consejo de la Federación y uno de los empresarios más influyentes de Rusia, criticó virulentamente a Chubáis en una entrevista publicada ayer en Kommersant Daily, asegurando que su gestión como responsable de las finanzas rusas ha sido "desastrosa" durante el año que lleva en el Gobierno. "El Chubáis de hoy es peor que el Chubáis de ayer, pero mejor que el Chubáis de mañana", dijo Berezovski, que en noviembre pasado fue destituido de su cargo en el Kremlin precisamente a petición de los primeros vicepresidentes de Gobierno.

La tierra también se mueve bajo los pies de Neintsov. A las críticas políticas contra este viceprimer ministro ahora se suma el escándalo en ciernes por su presunta participación en una fiesta de. striptease. La revista Liudi (Gente) publica un reportaje sobre la casa de descanso Luzhkí, donde a cuenta del Oneximbank -cuyo presidente es VIadímir Potanin, ex viceprimer ministro- se divierten líderes políticos. Elena Eriksen, directora de Liudi, asegura que tiene un vídeo que puede traer muchos dolores de cabeza a Nemtsov y terminar en un escándalo mayor que cuando se mostró por la televisión, el año pasado, una cinta en que aparecía el entonces ministro de Justicia en un sauna con mujeres desnudas.

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