Dictadura paternalista

Hasta sus más enconados enemigos reconocen a Suharto el éxito económico conseguido a lo largo de sus seis mandatos, pero le reprochan que siga empeñado en no ceder el poder y que no haya desarrollado un sistema político en lo que es una dictadura paternalista. La reencarnación de Semar no piensa abandonar la arena y menos ahora que su pueblo atraviesa duras penalidades. Ni tiene sucesor. "Alguien vendrá detrás de él. No es imprescindible", dice un intelectual que cree que Suharto debería haber dejado ya la escena y no quiere que su nombre se publique por temor a los largos tentáculos del príncipe de Java. "Todo el mundo se preguntaba si, alguien podría suceder a Sukarno. Y ya ves".