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Tribuna
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'Calamity' Albright

La ministra Albright ha vuelto a ponerse los pistolones sobre las caderas y ronda Kosovo como un cazador de intervenciones militares mientras las buenas gentes de la aldea global se preguntan: ¿de dónde ha salido este conflicto? Inútil pregunta. Con 20 duros de ideología, 50 de etnia y algo más de armas, te montas una guerra civil en cualquier parte, te libras de 200.000 o 300.000 civiles presuntos pensionistas y luego ya vendrán los norteamericanos, los cascos azules y los sociólogos a poner paz en el asunto, y éste por escrito. Y es que los medios de comunicación en tiempos de opulencia comunicacional demuestran toda su miseria, incapaces de recordamos día a día los conflictos que siguen existiendo, aunque no salgan publicados y mucho menos verificados por las televisiones, y entre todas ellas, por la CNN. ¿Qué se hizo de las mujeres afganas víctimas de los talibanes? ¿Y de los kurdos víctimas de Sadam Husein, pero también de los turcos, abastecidos de armas por el Gobierno de Aznar? ¿Y de los independentistas de Timor, engullidos por el apetito de la feroz dictadura indonesia? ¿Y de los indígenas de Chiapas a tiro de paramilitar mercenario de los caciques del PRI?La última página de los periódicos, la postrera media hora de tertulias y telediarios deberían destinarse al inventario de las desgracias de la aldea global descabalgadas de la condición de mercancía informativa. No eliminaríamos los desastres, pero al menos acogeríamos con ánimo sereno el retorno a las primeras páginas cuando el conflicto merece la atención de Calamity Albright y se ve obligado a pronunciarse hasta el secretario general del PSOE, hibernado príncipe heredero de izquierdas de pasado imperfecto y futuro errático. Prudencia, Almunia. Ojo con Kosovo. Que no quiero verla, que no quiero ver la sangre de Almunia sobre la arena.

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