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Muere atropellado otro ciclista en el carril de la autovía de Colmenar

Jan Martínez Ahrens

La autovía de Colmenar Viejo ha vuelto a confirmar su peligro para los ciclistas. Si la semana pasada un ciclista resultó herido muy grave al ser arrollado en esta carretera, ayer otro aficionado a las dos ruedas murió aplastado por una furgoneta. En ambos casos, según las primeras versiones, las víctimas circulaban por el carril-bici, situado en el arcén de esta vía. Desde su apertura en 1994, al menos cuatro ciclistas han fallecido en parecidas circunstancias y otros nueve han sufrido heridas muy graves.

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El accidente de ayer se registró a las 11.55 en el kilómetro 2,100 de la M-607, a la entrada de Tres Cantos. Una furgoneta, según la Dirección General de Tráfico, golpeó lateralmente la bicicleta que conducía M. M. G., de 30 años. El ciclista, pese a los intentos de los facultativos del Insalud, murió prácticamente en el acto.Este accidente, que repitió una secuencia harto conocida por los ciclistas, volvió a poner al descubierto el principal problema de este carril-bici que conduce a miles de excursionistas a la sierra: la falta de una valla de separación.

Tal y como está trazada la autovía, los ciclistas circulan por un arcén, separados únicamente por una banda sonora y una franja roja de los coches que ruedan a gran velocidad por la autovía. Esta carencia deja a los ciclistas al descubierto, sin protección frente a los vehículos que invaden el arcén o simplemente se despistan y no advierten la presencia de las bicicletas.

A este peligro se suman los desvíos y entradas. En estos puntos, los ciclistas disponen de preferencia de paso, pero los coches procedentes de las vías secundarias, al incorporarse a la carretera, apenas advierten su presencia. El resultado es un continuo goteo de arrollamientos, especialmente grave en el cruce con la ronda de circunvalación M-40, donde desaparece el espacio exclusivo para los ciclistas.

Este riesgo ha suscitado las críticas de los ciclistas. "Cuando hace unos años veíamos cómo pintaban de rojo el arcén de la autovía de Colmenar y diseñaban nuevos trazados en los múltiples cruces de la autovía, todos los aficionados, deportistas y usuarios de la bicicleta pusimos el grito en el cielo. Nadie tenía duda de que los accidentes iban a ser inevitables", afirmó ayer el presidente del Club Ciclista Laetus, Víctor Martínez.

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Esta organización, radicada en Tres Cantos, se ha convertido en una de las principales enemigas de la actual configuración del carril-bici. "Nos preguntamos cuántas vidas son necesarias para construir un verdadero carril-bici. Miles de ciclistas utilizan esta vía para llegar a la sierra. Es una incongruencia total que vehículos tan frágiles circulen en paralelo y, a veces, demasiado cerca de coches que van a 140 kilómetros por hora. Y no digamos del problema que representan los autobuses y sus paradas, o los numerosos camiones que salen y entran de las obras, con maniobras peligrosas para los ciclistas y que encima pierden tierra y piedras, lo que nos obliga a invadir la autovía", añadió el club ciclista.

Las críticas al carril-bici no han caído en saco roto. La Consejería de Obras Públicas, de la que depende esta carretera, ya anunció en octubre pasado un plan de ensanche de la M-607.

Las obras de este proyecto, con un coste de 2.500 millones, se iniciarán en 1999. La carretera, según la Comunidad, se ampliará en tres carriles por sentido. La reforma incluirá una nueva vía exclusiva para los ciclistas, separada de la carretera y sin cruces peligrosos. Con un coste de 10 millones de pesetas, el futuro carril-bici no tendrá cruces a nivel, sino que los sorteará con túneles.

El ensanche, con todo, se circunscribirá a un tramo de la M-607: los 11 kilómetros que discurren entre la ronda de circunvalación M-40 y Tres Cantos. Esta limitación, según la Dirección General de Carretera de la Comunidad, se debe a que el tramo elegido para la reforma es el que más tráfico soporta (66.000 vehículos diarios).

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Sobre la firma

Jan Martínez Ahrens
Director de EL PAÍS-América. Fue director adjunto en Madrid y corresponsal jefe en EE UU y México. En 2017, el Club de Prensa Internacional le dio el premio al mejor corresponsal. Participó en Wikileaks, Los papeles de Guantánamo y Chinaleaks. Ldo. en Filosofía, máster en Periodismo y PDD por el IESE, fue alumno de García Márquez en FNPI.

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