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Una estrella de lujo

Antes de ser famoso, Leonardo DiCaprio ya poseía un magnetismo fuera de lo normal. Ahora este perfecto imberbe de mirada afiladísima es además una bestia parda con todos los movimientos de una estrella de lujo. Tiene esa cualidad intraducible del cool y, a pesar de ser rabiosamente contemporáneo, también podría haber sido ídolo de masas en el Hollywood de los años 40. En lo que parece un solo movimiento perfectamente fluido, arranca la tira de celofán de un paquete de tabaco, arroja las sobras a un lado, extrae dos cigarrillos, se pone uno en la boca, enciende una cerilla y, haciendo un arco con el antebrazo, se la acerca al actor irlandés Gabriel Byrne, que está sentado a su lado.

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Byrne y el francés Gérard Depardieu flanquean a DiCaprio en esta jornada promocional. En un insólito malabarismo publicitario, el estudio MGM utilizó a esos veteranos actores como barricada humana para evitar que todas las preguntas fueran para DiCaprio, el verdadero centro de interés en estos momentos.

El motivo era la promoción de la película El hombre de la máscara de hierro, un drama histórico de aventuras basado libremente en la novela del mismo nombre de Alejandro Dumas. Byrne, Depardieu, Jeremy Irons y John Malkovich son los cuatro mosqueteros, y DiCaprio, en un papel doble, interpreta al rey Luis XIV y a su hermano gemelo Philippe, escondido en la Bastilla con un casco de hierro sobre la cabeza para ocultar su identidad y evitar problemas con la sucesión.

Una oportunidad

La película ha sido adaptada libremente y posteriormente dirigida por Randall Wallace, el guionista del éxito de Mel Gibson Braveheart. Pocas veces tal cantidad de talento interpretativo en bruto ha dado tan poco de sí. Sin embargo, DiCaprio, que la rodó al límite de su capacidad física después de finalizar el tormento de Titanic, piensa que "era una oportunidad de las que sólo se te presentan de vez en cuando. Leí el guión y me conmovió. Escapaba de los tópicos, no era cínico ni juzgaba a los personajes. Mi personaje era fabuloso, algo en lo que podía empeñarme a fondo. Me encantó interpretar a un villano, eso fue una de las mejores cosas".Depardieu y Byrne, tratando de disimular la indignidad de la situación, dijeron respectivamente que habían hecho la película porque "se rodó en París y no tuve que abandonar mi casa" y porque "vivimos en un tiempo cínico y tecnológico y está bien revisar de vez en cuando temas como el honor, el amor, la amistad". Jeremy Irons, en una entrevista aparte, afirmó que El hombre... es "más interesante que la mayoría del cine de aventuras que hay ahora mismo" y luego se pasó el rato hablando de Lolita. Depardieu señaló que es lícito retocar la historia para adaptarla al guión de una película y puso como ejemplo precisamente a Titanic.

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