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LA LIDIA: FERIA DE LEGANÉS

Sobran los picadores

El público de Leganés no quiere picadores. Apenas el jinete de turno enarbolaba la vara, preparado para el puyazo, se armaba un pifostio de silbidos, alaridos e improperios que hacía temblar la cubierta de la plaza. Y cuando el del castoreño arañaba levemente la piel del morlaco con la puya, haciéndole apenas sangrar, el griterio alcanzaba la cumbre de los decibelios. Es posible que la repulsa estuviera justificada, porque los toros, nada más salir por la puerta de chiqueros, ya daban penita. Aquellas caritas anovilladas, aquellos pitoncitos minúsculos daban ganas de llorar. Si las cosas siguen así, es evidente que en estas plazas de público verbenero sobran los picadores. Anunciénse las corridas sin ellos y se dará gusto a los que gritan. Ahora, eso sí. A precios de festival con erales. Los tres toreros que componían el cartel se han visto en más difíciles batallas. Y salieron a defender la papeleta con sus sobrados recursos. Joselito toreó de capa con mando y facilidad e hizo una faena con más carreritas que reposo a su primer inválido. Terminó su aseada labor con unos pases de frente y un abaniqueo. El volapié tiró sin puntilla a su enemigo. En el segundo, se vio que este Joselito empieza a tener su leyenda. Frente a un toro gazapón, toda la faena fue un prodigio de truco y ratonería. Todos los medios pases que instrumentó fueron aclamados por el público como si estuvieran repletos de mando y profundidad. Al recibir la orejita con que le premiaron la entregó a su cuadrilla. Él sabía perfectamente que no se la había ganado. José Tomás ha demostrado en su faena al tercero las razones por las que Ponce y compañía no quieren alternar con él. A un bicho inválido, que tenía más cuajo que los anteriores y que a las dificultades propias de su invalidez se unía un molesto gazapeo, le hizo tomar la muleta con la mano izquierda y consiguió mandar en naturales largos, rematando detrás de la cadera. Con el sexto, que al rebrincar le ponía los pitones en la cara, porfió y luchó sin brillantez. Rivera Ordóñez salió a jugar con el capote y, se permitió hasta mirar al tendido durante su faena a su esmirriado torito. Con el quinto dio derechazos sin emoción, se fue varias veces al rabo y ratoneó lo suyo. Fue el único espada que brindó a la condesa de Barcelona.

Cuvillo / Joselito, Rivera, Tomás

Toros de Joaquín Núñez del Cuvillo, anovillados, inválidos, alguno con indicio de afeitado. Joselito: Estocada (oreja); estocada caída y atravesada (oreja). Rivera Ordóñez: estocada trasera y tendida (oreja); estocada trasera y tendida (ovación y salida al tercio). José Tomás: estocada (dos orejas). Estocada delantera (aplausos y saludos). Joselito y Tomás salieron a hombros.Plaza de Leganés. 28 de febrero. Segunda de feria. Lleno. Asistió a la corrida la condesa de Barcelona.

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