Israel
Leído el artículo Israel, siempre culpable, publicado el pasado lunes, no puedo dejar de reclamar: por favor, señor embajador de Israel, no tenga cara dura. No se escude en el "pobrecitos judíos, que nadie nos quiere", porque el rechazo a las posturas israelíes no tiene nada que ver con antisemitismo, ni con racismo, ni con ningún ''ismo" en que refugiarse. Lo siento mucho, pero la actuación de Israel tiene demasiados detractores en todo el mundo como para pensar que se trata de unos cuantos cabezas rapadas. El hecho de que el pueblo judío haya sufrido injusticias a lo largo de la historia no es argumento en el que apoyarse eternamente para rechazar las críticas que sus políticos reciben de ciudadanos de todo el mundo-
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.