_
_
_
_
_

Los antiguos neofascistas italianos quieren convertirse en la derecha del siglo XXI

Cincuenta y cinco años después de la celebración del primero y único congreso del fascismo republicano italiano, Verona acoge desde ayer las sesiones de la asamblea programática de Alianza Nacional (AN), el partido heredero del MSI (el neofascista Movimiento Social Italiano), que aspira a consolidarse como una fuerza de derecha europea liberal en el panorama político italiano del año 2000.Gianfranco Fini, el joven líder de AN, que inauguró ayer la asamblea a la que por primera vez acude como invitado el secretario general de los Demócratas de Izquierda, Massimo D'Alema, ha apostado por la moderación con el objetivo no confesado de sustituir a Silvio Berlusconi al frente de la oposición.

Después de hacer las paces con el pasado fascista a comienzos de los años noventa, Alianza Nacional se prepara a hacerlas con el futuro. El partido, pieza clave de la coalición de centro-derecha, -el Polo de la Libertad-junto a Forza Italia, se dispone a afrontar una reconversión definitiva: el paso al liberalismo y la entrada en la normalidad de la "corrección política"

En un documento programático de 120 páginas que será sometido al juicio de los delegados, AN afronta con una óptica moderada cuestiones tabú de la derecha nacionalista italiana, como por ejemplo el fenómeno de la inmigración. y el federalismo. Respecto al primero, el texto considera que hay que "gestionarlo" y no "sufrirlo", a la vista, sobre todo, de la caída en picado de la natalidad en Italia, ligeramente inferior incluso a las cifras españolas. Por supuesto, la propuesta aliancista es reforzar la familia italiana, pero en un marco de aceptación del hecho irreversible de la incorporación de la mujer al trabajo. En cuanto al federalismo, AN acepta su necesidad en las regiones del Norte.

Privatización con condiciones

Otro de los capítulos fundamentales que abordará la asamblea es el económico. La derecha italiana acepta por primera vez la desregulación del mercado laboral y las privatizaciones tras años de defensa del estatalismo económico.El color azul, símbolo de AN y el lema "Se pone en marcha de nuevo la esperanza en Italia", decoran el auditorio del Palacio de Deportes de Verona, donde unos 2.500 delegados y 500 invitados seguirán las sesiones de la asamblea, que concluirá el domingo.

Entre los invitados figuran, además de D'Alema, el ex presidente de la República Francesco Cossiga, última estrella del panorama político tras fundar hace pocos días un nuevo partido de centro que ha dejado un tanto maltrechos a los socios ex democratacristianos del Polo. Cossiga se ha convertido así en un nuevo hipotético aliado del Polo o del Olivo -la coalición de centro- izquierda que Gobierna Italia según las circunstancias.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

La asamblea ha sido percibida como una ocasión para que AN convalide su talante de derecha europea y liberal. Otra de las pruebas es que por primera vez estarán presentes diplomáticos israelíes, a los que Gianfranco Fini pretende convencer de que su partido está a años luz de distancia del fascismo.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_