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El fiscal del 'caso Lewinsky' investiga una supuesta campaña de difamación

Kermeth Starr, el fiscal independiente que investiga el caso Lewinsky, está harto de la feroz campaña contra su persona orquestada por la Casa Blanca. Y cree saber quién es su principal solista: el ex periodista de The Washington Post, amigo personal de Hillary Clinton y, desde el verano, asesor de prensa de la Casa Blanca, Sidney Blumenthal. Starr envió el lunes una citación a Blumenthal exigiéndole que entregue "los materiales que está diseminando con información dañina" sobre Starr y su equipo.

Blumenthal también fue llamado a comparecer ayer ante el gran jurado de Washington (compuesto por 23 personas) que debe decidir si hay razones para acusar al presidente Bill Clinton de falso testimonio, incitación al perjurio y obstrucción a la justicia en relación a sus supuestas aventuras sexuales con Monica Lewinsky. Blumenthal compareció acompañado de una abogada de la Casa Blanca, Jo Marsh. Esta última declaró que la actuación del fiscal en este caso le parece un claro "abuso de autoridad".Starr ha sido objeto en las últimas semanas de muchos rumores anónimos y acusaciones directas. Hillary le situó en el vértice de "una conspiración derechista"; James Carville, el artífice de la primera campana presidencial de Clinton, le tildó de "inquisidor", y David Kendall, el abogado del presidente, le acusó de ser el origen de las filtraciones sobre la investigación. En cuanto a William Ginsburg, el abogado de Monica Lewinsky, comparó sus métodos con los de Hitler.

Pero eso no ha sido lo más grave. Fuentes que nunca han querido ser identificadas han hecho circular en Washington multitud de cotilleos sobre la vida sexual, las finanzas y las fidelidades políticas del fiscal independiente y de algunos de sus colaboradores. De uno, Bruce Udolf, se ha dicho que fue multado en 1987 con 50.000 dólares por un juez de Georgia por violar "con malicia y arbitrariedad" los derechos de un acusado. De otro, Mike Emmick, se ha asegurado que recibió una reprimenda de un juez por llevar de "manera agresiva" un caso relativo a la ex mujer de un policía.

La Casa Blanca no ha negado que "los partidarios del presidente" hayan podido facilitar a la prensa informaciones sobre el pasado de Starr y sus colaboradores. Según fuentes de la oficina presidencial es "legítimo divulgar y criticar los antecedentes de los funcionarios públicos".

Starr podría acusar a Sidney Blumenthal de obstrucción a la justicia si se comprueba que el ex periodista de The Washington Post está detrás de la campaña propagandística destinada a destruir la imagen de Starr y de su equipo.

El fiscal independiente también citó ayer a declarar ante el gran jurado a Terry Lenzner, un detective privado presuntamente contratado por los partidarios de Clinton para husmear en las vidas y carreras de Starr y sus ayudantes. Lezner se negó a comentar esas acusaciones, pero confirmó que ha sido contratado por los abogados de Clinton en el caso Jones.

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