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El arquitecto José Luis Picardo ingresa en la Academia de Bellas Artes

Dedicó su discurso a los caballos

El arquitecto José Luis Picardo Castellón, de 79 años, ingresó ayer por la tarde en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando con un discurso titulado Hipólito (Caballo de piedra), en el que exaltó y relacionó dos de sus pasiones: la arquitectura y el caballo. "El caballo es un animal que supera en belleza, fuerza y velocidad al cuerpo humano como animal físico, y la arquitectura, a su vez, es el arte que protege a este cuerpo humano y lo ennoblece y lo enaltece con una exaltación espiritual" dijo Picardo.

Picardo es autor de la sede de la Fundación Juan March (1971-1976) en Madrid, una de sus obras más importantes, donde un cierto expresionismo viene a disimular los aspectos más funcionales del edificio. La Escuela de Arte Ecuestre de Jerez de la Frontera y el Parador del Castillo de Santa Catalina (1965-1972) son también obras de este arquitecto, que se licenció en 1951 y que se caracterizó por ser un defensor de la construcción de rascacielos "porque me parece un logro de la técnica y está lleno de posibilidades y encantos".El arquitecto confesó ayer a lo largo de su discurso que le resulta imposible decidirse entre la belleza arquitectónica y la equina porque ambas "son perfecciones". Después de declarar que la arquitectura "es la reina de las artes", Picardo trazó la historia del caballo a través del arte desde la prehistoria a los grandes caballos que pinta Salvatore Fiume en la Italia moderna. El primer encuentro entre el caballo y la arquitectura lo situó en la Iliada, en el momento en que Odiseo construye el monumental équido que permite a los aqueos conquistar Troya. Ya en los relieves egipcios y asirios o en los frisos que decoraban el Partenón, el caballo fue siempre objeto de devoción de los artistas de la antigüedad clásica. Roma rindió homenaje a los caballos, tanto en los bajorrelieves que adornaban sus monumentos como en las carreras de cuádrigas con que celebraban los grandes acontecimientos.

"Hoy las explanadas para carreras de caballos llevan el nombre de Hipódro y han dado lugar a magníficas obras de arquitectura, como la Zarzuela de Madrid".

En su discurso, el arquitecto, que no olvidó hablar del amor de los árabes por el caballo, indicó que el mejor ejemplo de la arquitectura relacionada con este animal son los cortijos andaluces, herederos de las edificaciones de labranza de los patricios romanos, de las que en la actualidad son un ejemplo las haciendas mexicanas.

Esculturas ecuestres

Como magníficas son las cuadras construidas en Europa para albergar a los caballos y múltiples son las esculturas ecuestres que adornan las principales capitales del Viejo Continente, entre las que Madrid no es una excepción. De estas esculturas destacó la de Felipe IV, concebida para el palacio del Buen Retiro, obra del escultor italiano Tacca, que es la primera en la que un caballo está levantado de manos.Pero el caballo no sólo ha sido objeto de atención por parte de la escultura, también la pintura se ha ocupado de él de manera constante. Los volúmenes armónicos de este animal, curvas y contracurvas, dan juego, según Picardo, "a unas formas exquisitas continuamente empleadas en el arte y sobre todo en la arquitectura barroca".

La contestación a Picardo corrió a cargo del pintor Luis García Ochoa, quien glosó la figura del nuevo académico en sus vertientes de pintor y arquitecto y precisó que la relación entre ambos se remonta a los primeros años de bachillerato.

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