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Los países ricos exigen a Japón un plan que reactive su economía y aplaque la crisis asiática

El Grupo de los Siete países más industrializados (G-7) instó ayer a Japón a tomar medidas "claras y decisivas" para reactivar el consumo interno y fortalecer su divisa, el yen. El G-7 cree que la recuperación japonesa es determinante para que el sureste asiático supere la crisis. Sin embargo, la ayuda internacional no es suficiente y es necesario que los países de la zona adopten reformas "significativas y de largo alcance" para solventar sus problemas, según el comunicado emitido tras el encuentro de ayer. Los reunidos propusieron informalmente al Fondo Monetario Internacional (FMI) que elabore un código de conducta para garantizar la transparencia financiera de las economías emergentes.

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El club de los principales países industriales del mundo, el llamado Grupo de los Siete (Estados Unidos, Japón, Canadá, Reino Unido, Francia, Alemania e Italia), comenzó en su reunión de ayer a asimilar las lesiones y consecuencias de la crisis económica y financiera asiática.El comunicado emitido tras la reunión de ministros de Economía y Finanzas y de gobernadores de los bancos centrales hace una referencia específica a la debilitada economía de Japón cuyo plan para incentivar la demanda interna y los préstamos bancarios, anunciado el pasado viernes, no satisface a la comunidad internacional. Por ello, en la reunión que presidió ayer el ministro británico de Finanzas, Gordon Brown, se instó a Japón a apoyar las medidas propuestas con "un estímulo fiscal".

En posterior rueda de prensa Brown reconoció que la introducción de medidas fiscales es competencia exclusiva del gobierno nipón, pero recordó al mismo tiempo que la "cooperación estrecha" entre todas las autoridades nacionales es la vía para resolver satisfactoriamente los presentes y futuros problemas. Mientras se presentaba el comunicado, el ministro de Finanzas de Japón, Hikaru Matsunaga, afirmaba: "siento que los pasos económicos que está tomando nuestro Gobierno no han sido totalmente comprendidos".

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La recuperación económica en el continente asiático será posible admiten los miembros del G-7, con la adopción "vigorosa" de unas reformas "significativas", además de la ayuda financiera temporal que puedan prestar las instituciones internacionales a los países de la zona.Entre las reformas más urgentes, destacan la reducción de las interferencias estatales en la economía de mercado, la promoción de la integridad y transparencia, y la lucha contra la corrupción. "Creemos", señala el comunicado, "que cuando estos países pongan en marcha las necesarias reformas, mejorarán las perspectivas sobre el retorno de la confianza de los inversores mundiales y la reanudación de un crecimiento vigoroso". Y añade: "Si el resto del mundo responde, apropiadamente, el efecto de la crisis de Asia en el crecimiento mundial de 1998 será manejable".

El acuerdo global evita una mención específica sobre Indonesia, aunque, como señaló Brown, el gobierno de este país en. crisis económica y social debe implementar el programa del FMI destinado a fortalecer sus finanzas. El gobernador del Banco de Inglaterra, Eddie George, recordó que el deseo del presidente de Indonesia, el general Suharto, de establecer una paridad fija de la rupia con el dólar de EE UU "no es aceptable en este preciso momento".

El G-7 se ha propuesto la apertura de un proceso de consultas en su seno, en las economías emergentes y entre los agentes privados internacionales para analizar las causas y consecuencias de la actual crisis asiática. La iniciativa se dirige a la. redacción de un documento que se presentará a debate en la cumbre de los jefes de Estado del G-8 (el G-7 más Rusia), prevista para mayo en Birmingham (Reino Unido).

"Los acontecimientos recientes han puesto de manifiesto la fuerte y creciente interdependencia de todos los países", señalaron los ministros de Finanzas. Adelantándose a las conclusiones del debate, Brown enumeró las lecciones más inmediatas de la crisis. A su juicio se deben implentar medidas para facilitar la transparencia, intensificar la supervisión y mejorar la normativa de los sistemas financieros.

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