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El general ratón y otros espirítus

Ruiz-Gallardón 'reclama' formar parte del Madrid esotérico: la sede de su Gobiemo en Sol también tiene fantasmas

Vicente G. Olaya

El Gobierno regional y sus edificios también tienen fantasmas. El presidente Alberto Ruiz-Gallardón dio a conocer ayer, en la conferencia de prensa posterior al Consejo de Gobierno, una curiosa historia. Sucedió el 2 de mayo de 1808. Los madrileños se habían sublevado contra las tropas napoleónicas. En el edificio de Correos, actual sede del Gobierno, inaugurada el jueves por el Rey, los combates eran encarnizados. El general francés que defendía el edificio se hizo fuerte en la torre del reloj. Cuando los españoles entraron, el general se convirtió en un ratón y escapó a París. Allí el roedor volvió a convertirse en militar."Hasta que no resolvamos el fenómeno del ratón, no pediremos competencias para ocuparnos de otros fenómenos paranormales", bromeó Ruiz-Gallardón en respuesta a una pregunta sobre el caso del fantasma Ataúlfo, un espíritu que, supuestamente: habita en el museo Reina Sofía y que la consejeria de Medio Ambiente rechaza investigar. Pero éste no es el único fenómeno paranormal de la nueva sede de Sol. Otro hace referencia a lo sucedido en 1993. En aquel año, la Policía Municipal vigilaba el interior' del edificio. Un agente, que recorría todas las noches la tercera planta, se cruzó con una persona a la que nunca había visto. Un responsable de seguridad lo relató ayer así: "Ese individuo saludó al policía y el agente le respondió. Después se dio cuenta de que no podía haber nadie más en el edificio. Volvió sobre sus pasos, pero no encontró a nadie. Pidió el traslado, y le fue concedido. Creemos que, el policía se había quedado dormido y mezcló sueño y realidad. Esas cosas suceden cuando se pasan muchas horas en un sitio solitario, entre el crujir de la vigas de madera".

La tercera historia habla de una nevera situada también en la tercera planta. El frigorífico expulsaba cubitos de hielo. Un empleado, al oír el ruido, intentó desconectarlo, pero no fue necesario. La habitación carecía de enchufes. El trabajador nunca pidió el traslado. Allí sigue.

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Sobre la firma

Vicente G. Olaya
Redactor de EL PAÍS especializado en Arqueología, Patrimonio Cultural e Historia. Ha desarrollado su carrera profesional en Antena 3, RNE, Cadena SER, Onda Madrid y EL PAÍS. Es licenciado en Periodismo por la Universidad CEU-San Pablo.

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