Más de 200 muertos al estrellarse un Airbus contra las casas cercanas al aeropuerto de Taipei
Los 196 ocupantes de un avión taiwanés y al menos otras siete personas perecieron ayer al estrellarse el aparato contra varias casas próximas al aeropuerto internacional de Taipei, donde pretendía aterrizar. El Airbus A300-600 de la compañía China Airlines procedía de la isla indonesia de Bali y la mayoría sus pasajeros eran turistas taiwaneses que regresaban de vacaciones. La rápida intervención de los bomberos permitió rescatar a un niño del infierno de llamas que desató el accidente, pero no hay seguridad de que se hallara antes entre los pasajeros del avión.
"Oí una explosión ensordecedora y vi al avión empotrarse en varias casas, entre ellas la de mi tío. Luego, se convirtió en un mar de fuego, verdaderamente una escena del infierno", manifestó un testigo. Varias horas después los bomberos aún intentaban apagar el incendio provocado por la explosión del aparato y que alcanzó a una docena de casas próximas al aeropuerto.Hamilton Liu, portavoz de China Airlines, la compañía de bandera taiwanesa, informó de que a bordo del avión viajaban 14 tripulantes y 182 pasajeros. Las autoridades daban por muertos a todos ellos y las tareas de rescate, dificultadas por la oscuridad y por la espuma empleada en apagar el fuego, se centraban en los edificios afectados. De acuerdo con la lista de pasajeros, entre los fallecidos se encuentran el gobernador del Banco Central de Taiwan, Sheu Yuan-dong, su esposa y tres altos responsables financieros taiwaneses más. Todos ellos regresaban de una reunión de gobernadores de bancos centrales del Sureste Asiático. Cuatro estadounidenses y un indonesio se hallaban también a bordo.
Los equipos de rescate iban colocando los cadáveres calcinados en la autopista que une el aeropuerto con la capital para su identificación. Entre el marasmo de hierros retorcidos encontraron con vida a un niño de corta edad. Aunque se desconoce su nombre, su imagen fue vista en televisión cuando era introducido en una ambulancia. Los responsables creen que el niño no se encontraba a bordo sino en una de las casas contra las que chocó el avión.
Poco antes, un chico de 11 años también fue sacado con vida de las llamas, pero murió en el hospital. A la muerte de los 196 ocupantes del aparato, la policía sumó enseguida la de al menos otras siete personas que se encontraban en el lugar. Una madre de 28 años y su hijo de dos meses, así como los ocupantes de un vehículo que se hallaba en las proximidades del accidente, estaban entre las víctimas, mientras que otros vecinos, como un hombre de 67 años y una mujer fueron trasladados al hospital de Min Sheng.
El vuelo se había desarrollado con aparente normalidad hasta la llegada a Taipei, la capital de Taiwan. El accidente se produjo poco después de que la torre de control del aeropuerto ordenase al piloto que abortara el aterrizaje debido a que, según informó la compañía, las condiciones de visibilidad no eran las adecuadas para realizar la maniobra de aproximación a la pista. Entonces, se perdió el contacto con el avión. Eran las 20.07 horas (las 13.07 hora peninsular española).
"El comandante del vuelo 676 pidió autorización para aterrizar por segunda vez después de que su primer intento fracasara a causa de la espesa niebla, y a continuación el aparato perdió contacto con nosotros", manifestó el vicepresidente de China Airlines, Hsu Kuochien.
Las dos cajas negras del avión fueron recuperadas, según informó el jefe de la aviación civil taiwanesa, Tsai Tui, quien presentó su dimisión nada más conocerse la catástrofe, aunque se desconoce si le fue aceptada. Se trata del accidente aéreo más grave que ha ocurrido en Taiwan, aunque hace cuatro años otro avión de China Airlines se estrelló en Japón con 264 ocupantes, todos los cuales murieron. Tsai Tui anunció la llegada de un equipo de expertos de Airbus para investigar las causas del accidente. El avión siniestrado fue entregado por Airbus Industrie a la compañía taiwanesa en diciembre de 1990, según un portavoz del consorcio europeo.
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