Francisco Tomás y Valiente
Un miércoles 14 de febrero de 1996, el mundo jurídico sufría un atentado: la pérdida de uno de los mejores, o sin duda el mejor de todos los juristas, o al menos el más claro y convincente; maestro de sus alumnos, de España, de la democracia ... ; siempre ahí, a la orilla del Estado. Siento su vacío cuando hay injusticias, y sobre todo cuando no somos capaces de entender la diversidad de regiones que él siempre entendió como enriquecimiento; cuando nos sacude la violencia y cuando me resulta difícil comprender algo que seguramente él explicaría con sencillez. ¿Cómo llenar este hueco? Tristemente, ya sólo nos quedan sus recuerdos y, por supuesto, su obra; pero lo más importante es que fue el modelo a quien todos deberíamos aproximarnos, principalmente para entender el uso de la palabra y el ejercicio de la libertad, que tanto nos cuesta aprender. Es imposible definir a un hombre como él, pero sí me atrevo a decir que fue el señor de la tolerancia y quien sin duda sabía qué era un Estado, y sobre todo, las cosas que había que hacer por él.
14 de febrero, día triste, día de injusticia y por ello de recuerdo.-
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